
"Ya no tengo ni encuentro palabras para pedir misericordia. Baldía y fea como una rodilla desnuda es mi alma. Busco un poema que no encuentro, el poema de un cuerpo a quien la desesperación pobló súbitamente en su carne de mil bocas, de dos mil labios gritadores. A mis oídos llegan voces distantes, resplandores pirotécnicos, pero yo estoy aquí solo, agarrado por mi tierra de miseria como con nueve pernos".
Roberto Arlt (El juguete rabioso)
No llegó a caer. Desde hace décadas venía resbalando, arrastrado por el lodo, pero abrió los ojos a tiempo como para clavar sus uñas en el último peñasco antes del precipicio. Quedó colgando. Nadie lo ve. Las uñas sangran.
El periodismo ha establecido que se trata de un "regreso con gloria". Hablan del actor y no del personaje, como si tuviera sentido ensayar esa escisión. Pero no hay real resurrección en la historia de Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke), que ya tiene el corazón literalmente partido y es evidente que no podrá aguantar mucho más. Ni los aplausos de mil galaxias juntas alcanzan para aplacar tanta soledad.

"The Ram" está en ruinas como lo están esas calles de New Jersey que le toca transitar, un paisaje frío y fiero por donde se lo mire, desde los bosques de árboles pelados hasta esos centros comerciales que ponen a la venta ropas imposibles. De día los bares están vacíos. De noche los burdeles se llenan de clientes hoscos, esos que rechazan a Cassidy (Marisa Tomei) porque ya está entrada en años. Cassidy también se viene abajo, aunque sea una mujer despampanante. Ambos descastados sobreviven en un escenario hace tiempo abandonado, en donde el último gramo de entereza moral siempre está al borde del derrumbe. Frente a un cuadro que anula cualquier resquicio para la confianza, jugársela por el cariño implica vencer el cansancio con la fuerza de lo nuevo. Pero sucede cada vez más a menudo: nos quedamos sin resto antes de arrancar.

5 comentarios:
Aronofsky acertó al situarse más cerca del documental que del estilo recargado de sus anteriores películas. Pero me parece que la pifió con algunos excesos y subrayados que atentan contra el pretendido registro seco y austero. Y que no supo/pudo/quiso resolver algunos de los lugares comunes que suelen plantear este tipo de películas.
Es una pena, porque creo podría haber sido una gran película.
Saludos
Muy poco que reprocharle a El Luchador, me gustó de principio a fin.
Me hizo acordar, salvando distancias, a Encarnación (de Anahí Berneri) por la manera en que el director aborda el cuerpo del protagonista, siendo este el escenario principal en que se desarrolla la película.
Un gusto leer tu crítica, Carolina.
Me gustó mucho esta película. La verdad es que fui al cine sin muchas expectativas y la sorpresa fue muy grande. Sólo me hizo ruido durante la proyección el comentario de Cassidy sobre la película de Gibson, pero más tarde entendí el peso que tiene este diálogo en el juego que mantiene la pelicula entre lo real y lo falso (Cassidy no cita la biblia, sino una película). Algún que otro uso del sonido apunta también en esa dirección.
Interesante eso de la cámara-lija y la comparación que hace Hoberman (que todavía no leí) con los hermanos Dardenne.
Saludos.
Coincido que es una película de cuerpos. Y la historia del cuerpo es inexorablemente impiadosa: un cuerpo sano, bello es también un cuerpo enfermo, químico, ajado. Desde esta perspectiva no es difícil que el personaje "Ram" Robinson remita a la persona Mickey Rourke y viceversa, pero espejos aparte me parece que la película no logra (por diversos motivos) generar ese sentimiento de piedad ( no de lástima) que esos cuerpos perdidos, maltratados merecerían.
Saludos.
ESPERO QUE THE WRESTLER SEA MEJOR QUE LA ANTERIOR ENTREGA ARONOFSKY.THE FOUNTAIN ES DIFICIL DE TRAGAR.!
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