Fragmento de una carta del escritor Juan Rulfo a su esposa Clara Aparicio. El autor de Pedro Páramo trabajaba en una empresa de neumáticos de la ciudad de México.
México, a fines de febrero de 1947
Mayecita:
Ellos no pueden ver el cielo. Viven sumidos en la sombra, hecha más oscura por el humo. Viven ennegrecidos durante ocho horas, por el día o por la noche, constantemente, como si no existiera el sol ni nubes en el cielo para que ellos las vean, ni aire limpio para que ellos lo sientan. Siempre así e incansablemente, como si sólo hasta el día de su muerte pensaran descansar.
Te estoy platicando lo que pasa con los obreros en esta fábrica, llena de humo y de olor a hule crudo. Y quieren todavía que uno los vigile, como si fuera poca la vigilancia en que los tienen unas máquinas que no conocen la paz de la respiración. Por eso creo que no resistiré mucho a ser esa especie de capataz que quieren que yo sea. Y sólo el pensamiento de trabajar así me pone triste y amargado. Y sólo el pensamiento de que tú existes me quita esa tristeza y esa fea amargura. Ahora estoy creyendo que mi corazón es un pequeño globo inflado de orgullo y que es fácil que se desinfle, viendo aquí cosas que no calculaba que existieran. (…) Espero no me regañes por escribirte quejidos en lugar de hablarte del amor que te tengo, pero es que la forma como me siento tenía que decírsela a alguien. Y tú naciste para que yo me confesara contigo.
Juan
(Texto publicado en la colección Cartas Memorables de la revista Ñ).
1 comentario:
"Hay un sol, que enciende mi vida, que cura mi herida, que camina suavemente sobre mi y me lleva como si me abriera paso entre la selva como un rey. Casi sin saber, desliza su mirada tibia, abriéndose camino en mi corazón. Casi sin saber desliza su mirada clara transformando el mundo en un segundo".
Espero que andes bien!!
saludos
Juan
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