sábado, 29 de febrero de 2020

Pedacitos


“Lo que pasa es que el tiempo que se nos da en este mundo, una vez que lo tomamos, ya no regresa. Entonces, las películas sirven para unir esos pedazos de tiempo unos con otros.” 

Naomi Kawase
En una entrevista publicada en el diario Página/12 (28/10/11). Ir al texto completo. 

La imagen pertenece a la película Shara.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Lo imaginario


Por Nora Merlin*

"En esta época en la que se modificó la incidencia de las prohibiciones, algunos ordenadores culturales sostenidos en la ley del padre perdieron el poder y la centralidad que tenían. Por efecto de esa caída se debilitó la función de la palabra, de la que depende la relación con la verdad, así como el valor de la racionalidad. Para citar algún ejemplo, hoy se naturaliza que un presidente mienta sistemáticamente o que un candidato arme su campaña basándose sólo en el marketing político y los asesores de imagen, prescindiendo casi por completo de un relato coherente, consistente y responsable; se puede faltar a la verdad sin que traiga ninguna consecuencia. Con la depreciación de la palabra, el desarrollo de las nuevas tecnologías y la cibernética, se elevó al cenit lo imaginario como el registro privilegiado en donde se buscan referencias y saberes para orientarse. El poder promueve identificaciones universalizantes: los mismos objetos tecnológicos de satisfacción para todos constituyen un aparente “estado de bienestar”. Estar en la foto significa ser y pertenecer al mundo, la imagen funciona como un GPS que dirige, ordena y opera sobre los cuerpos."

*Fragmento de un artículo publicado en el diario Página/12 (09/03/17). Ir al texto completo.

En la imagen: Claire Underwood (Robin Wright) en House of Cards.

lunes, 24 de febrero de 2020

Puertas


"No creo que el arte haya llegado a ningún callejón sin salida. El hombre siempre irá abriendo nuevas puertas; lo importante es saber a dónde conducen esas puertas. Y luego tener fuerza para emprender el camino que se ve desde ellas".

Joan Miró

(Declaraciones en la revista "La estafeta literaria", año 1958)

En la imagen: Buenos días, de Yasujiro Ozu

viernes, 21 de febrero de 2020

Serie recomendada: The Keepers


Sucedió en 1969, en la ciudad de Baltimore, en Maryland, Estados Unidos. En noviembre de ese año una joven monja fue declarada desaparecida y dos meses después fue hallada muerta, con el cuerpo congelado y mutilado, cerca de un vertedero en el sur de la ciudad. Hasta hacía poco ella había trabajado como docente en el instituto Arzobispo Keough, un colegio católico para señoritas. Ella sabía que en ese lugar pasaban cosas siniestras. Una alumna se había animado a contarlo. Y algo había que hacer al respecto.

Tienen que ver The Keepers, excelente miniserie documental original de Netflix, dirigida por Ryan White. No quiero revelar más detalles sobre el caso, aunque la sinopsis ya nos prepara para una historia desoladora. Lo es. Pero al mismo tiempo es la historia de una lucha que perdura y que tiene como motor a un grupo de mujeres aguerridas, unidas por el dolor y la búsqueda de justicia.


La compaginación narrativa es especialmente acertada en su ritmo: logra una delicada intimidad con los personajes y genera un inesperado suspenso al final de cada episodio, sin necesidad de apelar al sensacionalismo. Todas las entrevistas resultan interesantes, incluso aquellas que nos llevan hacia hipótesis algo apresuradas. Y hay tres protagonistas que concentran el corazón anímico del relato. Dos de ellas son señoras que hace años abrieron una página en Facebook para mantener vigente el caso. Ellas fueron alumnas de la hermana Cesnik y hoy están abocadas a averiguar qué pasó. La tercera protagonista de esta historia es una de las víctimas del capellán del instituto. También es una testigo clave. 

Si bien la investigación se despliega en una estructura arbolada que abre el conflicto hacia diferentes ramificaciones, The Keepers avanza sobre todo en dos aspectos: por un lado, la trama policial sobre la muerte de la monja junto a la revelación de los delitos cometidos por la Iglesia; por otro lado, la aproximación a las secuelas psicológicas que tallaron las vidas de las personas afectadas. ¿Por qué denunciar un abuso veinte años después? Hay causas que prescriben y son casi imposibles de probar. A veces solo existe la palabra de la víctima, y allí es cuando los poderes institucionales aparecen en bloque para silenciarla. 

No importa. De eso trata, precisamente: atravesar el horror para llegar a la orilla de las palabras. Decirlas, asumirlas, compartirlas, multiplicarlas. Porque hoy la Historia es otra. Ya no nos callan.
 
 
Por último, cuando vemos el material de archivo incluido en la miniserie, confirmamos una vez más el enorme valor que guardan los registros hogareños en Super8 o VHS, tanto en su vigor indicial como estético (la presencia invasiva del tracking, por ejemplo, se impone como la encantadora marca de una época). Uno se pregunta cómo se conservarán a futuro tantos videos o fotos que hoy capturamos frágilmente con el celular. Los realizadores de The Keepers demuestran que también son muy conscientes del vínculo fundamental que existe entre tecnología y memoria. 

martes, 18 de febrero de 2020

IDA LUPINO, actriz y cineasta: imperdible ciclo en la sala Leopoldo Lugones


Este ciclo invita a fantasear y desear que otras muestras futuras apuesten por una senda similar: el rescate de muchas realizadoras que deben cobrar la visibilidad que la lógica patriarcal de la industria del cine les negó durante tantas décadas. A Ida Lupino se la conoce principalmente como actriz (dirigida por Lang, Ray, Peckinpah, Aldrich y otros grandes), pero también fue una de las poquísimas cineastas mujeres que trabajaron en el contexto del Hollywood clásico. Y eso implicaba ser valiente. En esta retrospectiva, que comienza este jueves 20 de febrero en la Sala Leopoldo Lugones, podrán verse catorce largometrajes dirigidos y/o protagonizados por ella.


“Las consistentes preocupaciones temáticas de Ida Lupino -escriben Therese Grisham y Julie Grossman- ligadas a la opresión de los roles de género; su aguda crítica de las instituciones sociales estadounidenses en el contexto de la sociedad de posguerra y el consumismo estadounidense; su coraje, ingenio y poder de negociación profesional y artístico constituyen una importante historia de autoría feminista que no ha sido completamente articulada por los académicos y críticos”. (Cita del libro Ida lupino, director: Her art and resilience in times of transition, incluida en la gacetilla de prensa del ciclo).

Las películas programadas son: 

El lobo del mar (The Sea Wolf, 1941), de Michael Curtiz.
Altas sierras (High Sierra, 1941), de Raoul Walsh. 
No deseado (Not Wanted, 1949), de Ida Lupino y Elmer Clifton. 
La muerte en acecho (The Hitch-Hiker, 1953), de Ida Lupino. 
La taberna del camino (Road House,1948), de Jean Negulesco. 
Odio en el alma (On Dangerous Ground, 1951), de Nicholas Ray. 
La tragedia del temor (Never Fear, 1950), de Ida Lupino. 
El bígamo (The Bigamist, 1953), de Ida Lupino. 
La llave 36 (Private Hell 36, 1954), de Don Siegel. 
Intimidad de una estrella (The Big Knife, 1955), de Robert Aldrich. 
Mientras duerme Nueva York (While the City Sleeps, 1956), de Fritz Lang. 
Las diablillas del convento (The Trouble with Angels., 1966), de Ida Lupino. 
Hijo del torbellino (Junior Bonner, 1972), de Sam Peckinpah. 
La lluvia del diablo (The Devil’s Rain, 1975), de Robert Fuest.

Las funciones se realizan en la sala Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). La entrada tiene un valor de 100 pesos (50 pesos estudiantes y jubilados con acreditación). Para conocer el detalle sobre días, horarios y sinopsis de las películas, consultar el sitio web del Teatro.

viernes, 14 de febrero de 2020

En la ruta


Amamos aquello que no tenemos, confirma Platón. El interés visceral del arte reside justo en esa cuestión: nunca se posee, siempre se escapa a otros territorios para que el hombre se abra hacia él, insatisfecho y esperanzado, y que siga buscándolo para siempre. La verdadera obra de arte nunca podrá ser un medio de satisfacción: con mayor o menor fuerza insta al receptor a avanzar en la ruta del deseo.”

Marta Zátonyi
(En el libro Arte y creación. Los caminos de la estética. Ed. Capital Intelectual).

miércoles, 12 de febrero de 2020

sábado, 8 de febrero de 2020

Lo imprevisible


Por Alain Bergala*

Una verdadera cultura artística sólo puede construirse sobre el encuentro con la alteridad fundamental de la obra de arte. Sólo el choque y el enigma que representa la obra de arte con respecto a las imágenes y los sonidos banalizados, predigeridos, del consumo cotidiano son realmente formadores. Lo demás no es sino desprecio por el arte y por el niño. El arte sólo puede ser aquello que resiste, aquello imprevisible, aquello que en un primer momento confunde. El arte debe seguir siendo, también en pedagogía, un encuentro que trastorna todos nuestros hábitos culturales. Quienquiera que pretenda conducir suavemente de los productos de consumo al arte se halla de entrada en el desconocimiento y la traición del arte. Si se quiere envolver la cultura para hacerla más apetecible o más digesta es porque se está profundamente convencido de que es una píldora amarga y hay que disimular su sabor. El verdadero arte no puede ser confortable ni pasivo.

*Fragmento del libro La hipótesis del cine. (Ed. Laertes, Barcelona.)
La imagen es del film La noche del cazador (The night of the hunter), de Charles Laughton.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Adiós a Kirk Douglas


¿DÓNDE COMIENZA LA VERDADERA LIBERTAD?

Varinia: ¿En qué estás pensando?

Espartaco: Soy libre.... ¿y qué sé? Ni siquiera sé leer.

Varinia: Sabes cosas que no se pueden enseñar.

Espartaco: No sé nada. Nada. Y quiero saber. Eso quiero. Quiero saber.

Spartacus (Stanley Kubrick, 1960)


Aceptémoslo de una vez. Aunque su propio director no le tuviera ningún aprecio, Espartaco es una gran película, que además puede hacer gala de ese objeto precioso que sólo nació para ser registrado por una cámara de cine: el hoyuelo en el mentón de Kirk Douglas.

lunes, 3 de febrero de 2020

Todo tiene un riesgo


"¿Y si vas allí y descubres que
no hay ningún Dios?"

Ida, de Pawel Pawlikowski

sábado, 1 de febrero de 2020

Imagen y sonido


Por Alfred Hitchcock 
(Declaraciones realizadas en 1936, cuando el arte del cine todavía se hallaba en un período de adaptación ante la posibilidad de incluir el sonido en las películas).

El lema bajo el que me guío en la actualidad es que estamos haciendo cinematografía. Son demasiados los hombres que olvidan eso. La película tiene que ser interesante para la vista, y sobre todas las cosas, se trata de la imagen. Tanto es así que intento contar mis historias de forma tal que, si por casualidad se averiara el aparato de sonido en el cine, los espectadores no se inquietarían o impacientarían porque la acción pictórica igual nos mantendría cautivados. El sonido está bien en su lugar, pero es la educación que proporcionó el cine mudo lo que cuenta hoy en día. Los marinos tienen una teoría de que, hoy, los mejores navegantes son aquellos hombres que aprendieron el oficio en barcos anticuados.

(...)

No es que desprecie el papel del sonido debido a mi preferencia por la imagen, pero, cuando me dicen que el cine sonoro puede hacer uso de una variedad más grande de temas, mi argumento es que también disminuye su atractivo. Aquello que resulta atrayente para el ojo es universal; lo que resulta atrayente para el oído es local.


*Fragmentos de una nota incluida en el libro Hitchcock por Hitchcock. Escritos y entrevistas I (Ed. El cuenco de plata, Buenos Aires, 2016)