domingo, 23 de marzo de 2014

Stephanie Zacharek: mirar con todos los sentidos

Stephanie Zacharek 
Comedias, tragedias y cosas que explotan. Crítica reunida. 
Edición: Juan Manuel Domínguez
Traducción: Marina Alurralde, Agustín Mango, Juan Pablo Martínez, Pablo Marín, Cecilia Martínez, Guido Segal y Juan Manuel Domínguez.
Publicado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el marco del 15º Buenos Aires Festival de Cine Independiente 

Mientras esperamos que llegue el nuevo Bafici, quisiera recordar aquí uno de los libros que el festival publicó el año pasado, y que seguramente también estará disponible este año: me refiero a Comedias, tragedias y cosas que explotan. Crítica reunida, una recopilación de artículos de la estupenda crítica norteamericana Stephanie Zacharek. La edición del libro estuvo a cargo de Juan Manuel Domínguez, quien ya hace muchos años, desde las páginas de la revista El Amante, había confesado su fascinación por la escritura de esta mujer. Fue entonces cuando descubrí que éramos muchos los que seguíamos el sitio Salon.com para conocer las ideas de esta crítica sobre los estrenos (hoy escribe para The Village Voice, pero para mí ella siempre será la redactora de Salon, en donde estuvo más de diez años). Sus textos son amenos, muchas veces brillantes, pero antes que nada califican como nutritivos. O mejor: fortificantes.

Porque lo que ella genera no es simplemente un contacto con la razón o el corazón cinéfilo: Zacharek produce un efecto físico, suavemente eléctrico, una alteración química que nos incita a absorber el cine con todos los sentidos. Con el cuerpo entero. “Si uno pudiera poner la esencia de las tres de la mañana en una botella de perfume, ésta olería como Mullholland Drive se ve”, puntualiza la autora a la hora de describir la obra maestra de David Lynch, mientras que para definir El turista, con Angelina Jolie, nos asegura que este film “si se tratara de un trago, sería un Bellini, efervescente, dulce y seco al mismo tiempo.” Lejos de los prejuicios y del cinismo, Zacharek aborda una película de Mr. Bean con el mismo respeto y entusiasmo que puede merecerle, por ejemplo, una joya de Tsai Ming Liang, y tiene una capacidad notable para pintar sus impresiones como si fueran gráciles paisajes, ilustrando las búsquedas estéticas más complejas a partir de metáforas tan bellas como certeras. Así lo prueba este fragmento dedicado a Con ánimo de amar: “Wong no es de ninguna manera un director lineal: prefiere la estructura de una celosía, crear redes de imagen y sonido que nos permiten pescar pequeñas dosis de información como si fueran relucientes peces.”

Antes de cerrar el post con otras líneas de la autora, hay que decir que el trabajo de traducción es impecable, y aunque uno podía apreciar el talento de Zacharek al leerla en inglés, resulta liberador zambullirse en su prosa en nuestro idioma, pues recién ahora podemos comprender cabalmente su mirada, con toda su frescura y altura reflexiva. Lo que sigue es un pasaje de su reseña del film Irma Vep, de Olivier Assayas: 

Muy en el fondo, la mayoría de las personas tenemos incorporada la noción romántica de que cualquier obra de arte es un regalo concebido con el único objetivo de brindarnos alegría, una especie de souvenir que nos dijeron que podíamos conservar. Y, sin embargo, el arte que realmente nos conmueve, en general se lleva algo de nosotros. A veces, mientras te estás enamorando de una película, saciándote los ojos y los oídos y preparándote para salir corriendo con los souvenirs del cine después de haber visto una película que te encantó, seguramente te sientas feliz y excitado, pero también con la sensación de que te falta algo. Te quedás preguntando: ¿qué cambió de mí? ¿Qué es lo que ya no tengo? Mientras estabas desplegando tus mejores poderes de observación (analizando cada detalle, rastreando los simbolismos, captando hasta el más mínimo chiste), el ladrón de joyas se metió sin que te dieras cuenta y se fue sin dejar rastros.”

2 comentarios:

mge dijo...

Ese último párrafo es excelente. Otra razón más para ir al BAFICI.

lo que hay dijo...

Ay...