jueves, 7 de marzo de 2013

Hitchcock, de Sacha Gervasi / The girl, de Julian Jarrold


Recordarán ustedes que a Cate Blanchett le dieron un Oscar por hacer de Katherine Hepburn en El aviador (Martin Scorsese, 2004). También la nominaron dos veces por encarnar a la reina Isabel de Inglaterra y por otros personajes, pero parece que en su caso fue más meritoria la precisión de la imitación que la originalidad de la interpretación-creación. Todo bien: más allá de estos premios frecuentemente arbitrarios, sabemos que Blanchett es una gran actriz y que su trabajo fue digno. Sin embargo, no puedo dejar de percibir el peso de ese esfuerzo opaco, chirriante, vano -por no decir imposible- que queda expuesto cuando una estrella del cine pretende resucitar a otra estrella del cine. Distinto es ver a Meryl Streep en el cuerpo de Margaret Thatcher o a Marion Cotillard como Edith Piaf: hay artificio, sí, pero allí se funda otro tipo de pacto con el espectador. Con el cine dentro del cine el asunto es más complicado, sobre todo si hablamos de los rostros del Hollywood clásico, pues el halo insustituible que ellos cincelaron sólo tiene sentido en las películas, sus películas, sus escenas inmortales, sus emblemas. Esta paradoja (¿aurática?) debe ser probablemente el principal obstáculo que Hollywood enfrenta cada vez que intenta contar su propia historia, aunque siempre pueden darse milagrosas excepciones (lo que logra Michelle Williams en Mi semana con Marilyn es extraordinario, por citar un ejemplo reciente).


Con esta introducción no busco cuestionar lo que hace Anthony Hopkins en Hitchcock. Aun dentro de las limitaciones, creo que Hopkins y Helen Mirren (que interpreta a Alma, la esposa del cineasta) saben colorear las pocas situaciones simpáticas y rescatables que tiene la película (como la escena del “Hitchcock jardinero”), chispas aisladas que mucho le deben al cinismo del maestro y sus inapelables one-liners. Lo que resulta realmente frustrante en este film es lo relacionado con el rodaje de Psicosis, porque aquí es donde estallan y se multiplican esas fricciones perceptivas comentadas más arriba. No hay forma de vislumbrar a Janet Leigh en la cara de Scarlett Johansson, como tampoco hay rasgos de Jessica Biel que nos remitan a Vera Miles. Estamos ante una representación, por supuesto, y nadie está reclamando la reencarnación de las actrices mimadas por Alfred ni mucho menos. Sin embargo, el director Sacha Gervasi sí se muestra fascinado con la gracia de las imitaciones, y la excesiva confianza que deposita en este efecto se torna contraproducente, pues sólo consigue distraer y distanciar al espectador. Finalmente, lo que nos queda de Hitchcock no es mucho más que un desfile de dobles reunidos en un desangelado backstage salteado con sesiones imaginarias de psicoanálisis al paso.

 
Pocos días antes del estreno del film con Hopkins en las salas de Estados Unidos, en octubre pasado la cadena HBO puso en el aire The Girl, telefilm dirigido por Julian Jarrold también inspirado en el cineasta británico, con Toby Jones como protagonista y Sienna Miller en el papel de Tippi Hedren. Curiosamente, la puesta en escena de esta película viene a ratificar el dilema antes planteado con respecto a la duplicación del star-system, y de allí que The Girl evite la ostentación de figuritas: además de Hitchcock, Hedren es la única estrella reconocible en este contexto, y no hay ningún otro imitador que compita con ella en la carrera por ver quién es más fiel al original. Cuando se recrea el rodaje de Marnie, por ejemplo, puede observarse cómo Jarrold cuida puntillosamente el encuadre para que no se vea el rostro del actor que abraza a la actriz (era Sean Connery quien interpretaba al amante de Marnie). Sin ser necesariamente reveladora, The Girl es mejor que la película de Gervasi principalmente porque tiene un relato más concentrado y estructurado en base a fuerzas recíprocas, ya que aquí el personaje de la actriz logra consistencia como individuo autónomo. Quizás lo más interesante del film sea descubrir cómo la víctima de Los pájaros consiguió fabricar un peculiar escudo contra el sadismo de sir Alfred. 


No faltan, previsiblemente, escenas en las que Hitchcock se permite desparramar su obsesión a través de regalos, declaraciones de amor y una cuota de extorsión laboral. Instantes siniestros, amargos, incómodos. Hace muchos años leí la biografía que escribió Donald Spoto* sobre el director y sentí una enorme culpa al comprobar que me había inmiscuido sin pudor en las intimidades de Hitchcock, muchas de las cuales quizás sólo llegaban al estatuto del rumor. Sin embargo, hoy me resulta imposible separar al genio de ese hombre profundamente perturbado que Spoto desnuda en su libro. Entonces nacen las contradicciones. Por un lado, quisiera pensar que poco nos suma espiar a Hitchcock mientras intenta, pobremente, hacer realidad sus fantasías sexuales. Y no lo digo por corrección política: simplemente me digo a mí misma que esa faceta no tiene por qué incumbirnos, pues lo que importa es el legado de una obra maravillosa que en sí misma contiene el paisaje psicológico del creador, si es que uno aspira a descifrarlo. Al mismo tiempo tengo claro que apartar su sufrimiento real significa soslayar al hombre detrás de la firma. Y antes del cine, antes del arte, están los hombres. Tal vez me equivoque, tal vez sea sólo mi propia fantasía, ¿pero cómo no sentir que Alfred estaría dispuesto a canjear toda una vida de prestigio por la posibilidad de ser besado genuinamente, aunque sea sola una vez, por la belleza?

*Donald Spoto, Alfred Hitchcock, la cara oculta del genio (Ed. Ultramar, Barcelona, 1990)


Hitchcock, el maestro del suspenso 
(Hitchcock / Estados Unidos, 2012)
Dirección: Sacha Gervasi
Guión: John McLaughlin, basado en el libro Alfred Hitchcock and the Making of Psycho, de Stephen Rebello.
Intérpretes: Anthony Hopkins, Helen Mirren, Scarlett Johansson, Jessica Biel, Danny Huston, Toni Colette, James D'Arcy




The Girl (Estados Unidos, 2012)
Dirección: Julian Jarrold
Guión: Gwyneth Hughes, basado en el libro Spellbound by Beauty: Alfred Hitchcock and His Leading Ladies, de Donald Spoto
Intérpretes: Toby Jones, Sienna Miller, Imelda Staunton, Penelope Wilton, Sean Cameron Michael.

2 comentarios:

Ana dijo...

Vi The girl y entiendo lo que querés decir con que no hay otros a los que debamos "reconocer" en el film más que a ellos dos.

Sólo vi el trailer de Hitchcock y la verdad? No la vería jamás. Digo, es Anthony Hopkins y no pretendo que desaparezca, pero hubiera sido mejor verlo como es él "haciendo" de Hitchcock antes que verlo con esa máscara espantosa, realmente, de lo peor que se ha visto. Me quita las ganas de ver una película que pretende ser seria y no una parodia de un gran director.

carnet manipulador de alimentos dijo...

Una buena historia, bien contada, con un Hitchcock amable que muestra ante la pantalla todas sus neuras y debilidades de la mano de Alma, su comprensiva esposa. Buenas interpretaciones para una película que hace pasar un buen rato. Un saludo!