domingo, 28 de octubre de 2012

Las palabras del cine


Por Jacques Rancière*

 El cine está en esta ambigüedad. La aparición, la creación del cine, es la aparición de un arte que juega y se aprovecha de esta ambigüedad. Es arte de vanguardia y espectáculo popular a la vez.


La emancipación, entonces, es esta capacidad de recrear la película: ensamblar de otro modo las imágenes que primero estuvieron en la pantalla, luego en la memoria que el espectador guardó de la película y por último en la escritura, en las palabras del espectador sobre la película.


 
El cine es algo de lo cual hablamos. Son imágenes que circulan a través de la palabra. Cuando salimos de la sala, hablamos de la película. Allí estaría la emancipación. El cine se trata de un arte que no impone. Existen artes que imponen. El cine no se impone porque ni tiene un “superyó” artístico ni un “ello” artístico que pesen sobre el film. Es decir, un film no impone cómo debe ser visto ni define cómo será visto por el espectador.

*Fragmentos de un artículo publicado en el suplemento Radar del dario Página/12 (28/10/12). Ir al texto completo.

Las imágenes pertenecen al film Suite Habana (2003), maravilloso trabajo de Fernando Pérez.

viernes, 26 de octubre de 2012

Correspondencias fílmicas, en la Lugones

Aún no terminó el DocBuenosAires y la sala Lugones ya nos anticipa otro excelente ciclo (¡¡¿de dónde sacamos el tiempo para ver tantas cosas buenas?!!). 

El próximo martes 30 de octubre comienza la muestra Correspondencias fílmicas – Todas las cartas, en donde podrán verse una serie intercambios de “cartas” filmadas entre seis grandes parejas de realizadores: José Luis Guerín (Barcelona) y Jonas Mekas (Nueva York), Isaki Lacuesta (Girona) y Naomi Kawase (Nara),  Albert Serra (Banyoles) y Lisandro Alonso (Buenos Aires), Víctor Erice (Madrid) y Abbas Kiarostami (Teherán),  Jaime Rosales (Madrid) y Wang Bing (Shaanxi), Fernando Eimbcke (Ciudad de México) y So Yong Kim (Pusan/Nueva York). 

Estas correspondencias representan un formato de comunicación experimental entre cineastas, un pacto que los motiva a trabajar con absoluta libertad formal a la hora de volcar ideas y diseñar cada carta audiovisual. Imperdible.

La programación del ciclo es la siguiente:

Martes 30                          
Correspondencia José Luis Guerin y Jonas Mekas (9 cartas - 2009-2011)
A las 14:30, 17, 19:30 y 22 horas (99’).

Miércoles 31     
Correspondencia Isaki Lacuesta y Naomi Kawase  (7 cartas – 2008-2009)
Correspondencia Fernando Eimbcke y So Yong Kim (8 cartas - 2010-2011)
A las 14:30, 17, 19:30 y 22 horas (Duración total: 84’).

Jueves 1°                           
Correspondencia Albert Serra y Lisandro Alonso (2 cartas – 2011)
A las 14:30 y 19.30 horas (169’).

Viernes 2
Correspondencia José Luis Guerin y Jonas Mekas (9 cartas - 2009-2011)
A las 14:30 y 19.30 horas (99')
Correspondencia Isaki Lacuesta y Naomi Kawase  (7 cartas – 2008-2009)
Correspondencia Fernando Eimbcke y So Yong Kim (8 cartas - 2010-2011)
A las 17 y 22 horas (Duración total: 84’).

Sábado 3                            
Correspondencia Jaime Rosales y Wang Bing (3 cartas - 2009-2011)
A las 14:30, 17, 19:30 y 22 horas (49’).

Domingo 4                        
Correspondencia José Luis Guerin y Jonas Mekas (9 cartas - 2009-2011)
A las 14:30 horas (99')
Correspondencia Isaki Lacuesta y Naomi Kawase  (7 cartas – 2008-2009)
Correspondencia Fernando Eimbcke y So Yong Kim (8 cartas - 2010-2011)
A las 17 horas (Duración total: 84’).
Correspondencia Albert Serra y Lisandro Alonso (2 cartas – 2011)
A las 19:30 horas. (169’).

Las funciones se realizan en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) - Las entradas cuestan 20 pesos (10 para estudiantes y jubilados que tengan credencial del complejo).

Para más detalles sobre el ciclo, los horarios y las películas, ir a la web del teatro.

martes, 23 de octubre de 2012

Trinchera


"Quizá no exista un lugar que no haya sido 
un campo de batalla..."

Wislawa Szymborska  
(De su poema "La realidad exige")

En la imagen: Promesas del Este (Eastern promises), film dirigido por David Cronenberg.

lunes, 22 de octubre de 2012

Tres obras de Sergio Bellotti



Murió el cineasta argentino Sergio Bellotti, autor de tres largometrajes interesantísimos que recomiendo mucho: Tesoro mío (1999), Sudeste (2002) y La vida por Perón (2005).    

sábado, 20 de octubre de 2012

Cautela


"Yo vengo de una desilusión muy grande... 
No quiero tener otra."

Antonio (Daniel Fanego, sencillamente inmenso),
en el primer episodio de 23 pares,
serie de televisión dirigida por Albertina Carri.

Esta serie se emite actualmente por Canal 9, los viernes a las 23.30. Los primeros episodios ya están disponibles en Clan-Sudamerica

miércoles, 17 de octubre de 2012

Llega un nuevo DocBuenosAires

Este jueves 18 de octubre comienza la duodécima edición el DocBuenosAires, nuestro encuentro de cada año con los mejores exponentes del mundo en el área del cine documental y el ensayo fílmico. El ciclo se extiende hasta el domingo 28 y tiene como sedes a la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) y a la Alianza Francesa (Av. Córdoba 946).

En la sección Proyecciones Especiales se agrupan algunos de los nombres más destacados del género, como es el caso del director chino Wang Bing, de quien el DocBuenosAires ha venido difundiendo sistemáticamente casi toda su obra. Según afirman los organizadores, su nuevo film, Tres hermanas, “está a la altura de lo mejor de su cine.” También se proyectará la nueva producción del francés Jean-Louis Comolli, que seguramente ostenta uno de los títulos más convincentes jamás inventados: se llama No dejar de ver (si es posible) - 1963-1973: Diez años en Cahiers du cinéma, film que acompañará la inauguración del Doc. Otros dos figuras mayores engalanan esta sección: el alemán Werner Herzog, con su film En el abismo, y el norteamericano Jonas Mekas, de quien se verá su trabajo Historias de noche de insomnio, junto con un documental sobre su obra (Jonas Mekas: I Am Not a Filmmaker), dirigido Pierre-Paul Puljiz y Jerome Sans. Por su parte, el palestino Emad Burnat, el alemán Philip Scheffner y el francés Christian Rouaud participan por primera vez en esta muestra, pero sus respectivos films (5 cámaras rotas, Revisión, Todos al Larzac), aunque muy diferentes entre sí, comparten "un poderoso compromiso cívico y político con la realidad", según explica la información de prensa.

Uno de los cineastas a descubrir en esta oportunidad es el ucraniano Sergei Loznitsa, creador de una amplia obra como documentalista, tres largos y ocho cortos, de los cuales el Doc exhibe casi la totalidad en un foco especial. El crítico Eduardo Russo dará una conferencia sobre el director, el miércoles 24 de octubre a las 16:30 en la Alianza Francesa. Junto a él, otra figura protagonista de esta edición es Richard Copans (Les films d’ici; Racines), uno de los productores y realizadores más prolíficos de los últimos 25 años. Copans viene como invitado a presentar sus películas, y además brindará una master class el lunes 22 a las 16:00 en la Alianza.

Cuatro trabajos de América Latina participarán en una sección dedicada al cine de la región: de Uruguay llega El almanaque, de José Pedro Charlo; de Ecuador se exhibe Con mi corazón en Yambo, de María Fernanda Restrepo Arismendi; de Bolivia se presenta Ciudadela, de Diego Mondaca; y finalmente, la producción mexicana Lecciones para una guerra, de Juan Manuel Sepúlveda, explora la realidad que viven los pueblos ixiles y quichés del norte de Guatemala. De Argentina se proyectarán tres títulos: Ensayo de una nación, de Alexis Roitman; La misión del comandante Asthar Sheran, de Ernesto Baca, y Escuela normal, film de Celina Murga exhibido en el último Bafici.

Por supuesto, hay muchas más películas y secciones interesantes. Para más detalles sobre la programación, sugiero visitar los siguientes sitios:

martes, 16 de octubre de 2012

Don't look back


"¿Michael persigue a Kimmy? 
¿Tú persigues a Michael? 
¿Y quién te persigue a ti?"

George (Rupert Everett), 
en La boda de mi mejor amigo, de P. J. Hogan

martes, 9 de octubre de 2012

Posesión satánica, de Ole Bornedale / Luces rojas, de Rodrigo Cortés


Espacios, tecnologías, virtualizaciones del terror

Posesión satánica (The Possession) – Dirección: Ole Bornedade (EE.UU., 2012)

Luces rojas (Red lights) – Dirección: Rodrigo Cortés (EE.UU., 2012)

Hace poco un amigo aficionado al terror me decía, mientras recordábamos El exorcista (1973), que a él no lo convence demasiado la nueva versión del film que se difundió en 2000. No le gusta la escena en la que Regan baja las escaleras en cuatro patas porque, según él, al hacer salir al personaje de su habitación se quiebra el cerco de ese espacio pequeño, extraordinario pero a la vez bien delimitado, que el relato venía construyendo como polo mítico del horror. Sin la intención de discutir este caso particular (tendría que revisar el film de Friedkin), divagué hacia otros espacios emblemáticos del género y confirmé nuevamente que el inconmensurable fuera de campo al que nos conduce esa puertita aspiradora de Poltergeist (1982) sigue siendo uno de los puntos ciegos más maravillosos de la historia del cine. Aquel televisor siempre encendido que hipnotizaba a la nena se ocupaba de abrir aún más el abismo. La pantalla no devolvía certezas.

Más allá de la acotada tecnología que podía ofrecer el saber científico dentro de estas ficciones, en aquellas épocas no había tantos gadgets ni cámaras ni monitores que oficiaran de mediadores entre uno y la acción fílmica. Lo que se veía y se padecía ocurría una sola vez, para personaje y espectador. Para las víctimas no había rewind ni laptops ni panópticos hogareños a los cuales acudir para chequear las dudas de la percepción (en Poltergeist lo hacían y aun así los técnicos de la ficción terminaban llamando a una "medium"). Por el contrario, hoy muchas películas del género, especialmente en la vertiente de fantasmas, zombies y posesiones diabólicas, parecerían no poder prescindir de la cámara dentro de la diégesis (Actividad paranormal, El último exorcismo, Terror en Chernobyl, REC, Con el diablo adentro). Y muchas veces, como en la fallida Donde habita el diablo (Emergo), no sólo hay cámaras sino otros artefactos (para el sonido, las ondas electromagnéticas y demás) desplegados para capturar señales de lo extraño y ver si es posible trazar alguna suerte de frontera. En estas ficciones los espacios son muchas veces fragmentarios y vaporosos (la propia cámara en mano así lo impone) o son revisitados, multiplicados o congelados en pantallas diversas. El Mal también se virtualiza y se licúa, y ya no es tan fácil ver brotar su aura en los espacios únicos y concentrados de otras décadas (aunque parte de esa fuerza escenográfica cada tanto reaparece, como en la reciente Chernobyl o en la primera Actividad paranormal). Tal vez estemos asistiendo a la saturación de esta tendencia. En todo caso, habrá que seguir pensándola, pues para quienes nos gusta darle vueltas y más vueltas a la imagen, son películas que por su misma hechura nunca dejan de aportar alguna idea interesante.

Los títulos que ahora voy a comentar justamente se apartan de esta propuesta y funcionan a partir de una relación más transparente entre el meganarrador del film y el espectador. Sin embargo, ambas películas necesitan apelar a la tecnología para determinar cuál es la distancia con lo desconocido.

Posesión satánica (The Possession) es una película clásica. Un espíritu invade el cuerpo de una niña y comienza la metamorfosis, con una rosca atractiva: el demonio inquilino no es en verdad tan “espirituoso” y ostenta una materialidad pocas veces vista en el cine de exorcismos. Y cuando llega el momento de verificarlo ante los ojos de los personajes, el relato no acude a la inmediatez de la filmación casera sino a la opción más lógica del estudio clínico. Todo el uso que hace el film de la tecnología se limita a una inquietante escena en donde la familia de la niña es testigo de una tomografía computada. Y la imagen fluorescente lo revela: dentro del pequeño cuerpo aparece la silueta de otro cuerpo. La madre observa con espanto lo que el espectador ya sabía. Pero nunca hay contraplano de la mirada de los médicos ni se vuelve a mostrar el marco completo de la situación, como si por un instante, por su invalidez, la ciencia fuera directamente desterrada del mundo. Uno siente que ahí, justo al borde del clímax, podría haber nacido otra película. Pero The Possession es un film esencialmente convencional e irritantemente conservador.

En Luces rojas (Red Lights) el conflicto trasciende las visitas satánicas, pues aquí la historia presenta un verdadero popurrí de lo sobrenatural: conexión con el más allá, telequinesis, telepatía, videncia, curaciones del cáncer al estilo filipino, provocación volitiva de terremotos, trucos onda Tu Sam y otras rarezas varias que en su mescolanza arbitraria no le hacen nada bien a la película. Aquí la tecnología cumple un rol fundamental, ya que los científicos protagonistas (Sigourney Weaver y Cillian Murphy) se dedican a investigar fenómenos paranormales para desmontar su base fraudulenta. No importa si quien se asume “psíquico” es un ciudadano común o un famoso showman: los especialistas van con sus equipos, sus sensores y sus cámaras para producir un documento que distinga lo real de lo sobreactuado. Primero lo desenmascaran a Leo Sbaraglia (con estrategias que hace veinte años ya delataba con mucha más gracia el film Milagro de fe, protagonizado por Steve Martin), y luego es el turno de Robert De Niro, a quien le hacen un inmaculado test avalado por las mayores eminencias en el tema (en una secuencia demasiado elíptica y confusa). Y efectivamente, será una imagen analizada al detalle en la computadora la que otorgará la clave de lectura final. Pero la evolución de Luces rojas encierra tantas trampas que cuando la epifanía parece llegar de verdad, sus consecuencias ya no nos importan, y lo que debería jugar como imagen-indicio pierde entonces todo valor de contraste. Básicamente: una película voluble como sus protagonistas.

Para compensar el panorama, es justo decir que cada tanto se estrenan buenos exponentes del género, aunque muchas veces pasen casi inadvertidos. Las escenas iniciales de Luces rojas me remitieron a un film que comenté el año pasado, Insidious, una de esas experiencias que crecen en el recuerdo, una película que delira con orgullo, que sin dudarlo pasa de lo mínimo a lo extravagante y, sin que prácticamente nos demos cuenta, transforma el espacio cotidiano en plataforma de un angustiante carnaval.

domingo, 7 de octubre de 2012

Desierto


"Es un pecado envejecer sin grandes recuerdos."

El coronel (Massimo Girotti), 
en el film Passione d'amore, de Ettore Scola.

El ojo del Che


La fotografía fue tomada por Liborio Noval el 2 de enero de 1964, 
en la Plaza de la Revolución. 
(Publicada en un muy recomendable suplemento aparecido hoy en Clarín).

sábado, 6 de octubre de 2012

Narrativa


Porque lo que sucede jamás sucederá;
y porque lo que ha sucedido
vuelve sin fin a suceder,
somos tal como fuimos, todo
ha cambiado en nosotros, si hablamos
del mundo es sólo
para dejar desdicho
al mundo.

  
Primer invierno: manzanas /amarillas
aún por caer
de un árbol deshojado, las pisadas
de ciervos invisibles
en la primera nieve, y más tarde la nieve,
que no cesa. No nos arrepentimos
de nada. Como si pudiéramos permanecer en el silencio
de este único instante
de luz.


En memoria de mí mismo
Sencillamente haberme detenido.
Como si pudiera empezar
donde mi voz se ha detenido, yo mismo
el sonido de una palabra
que no puedo decir.
Tanto silencio
vuelto a la vida
en esta pensativa carne, en este rítmico
tambor interior de palabra:
tantas palabras
perdidas en el ancho mundo
de mi interior, y de ese modo haber
/sabido
que a pesar de mí mismo
estoy aquí.

Como si esto fuera el mundo...

Paul Auster
(Traducción de Jordi Doce)

Las fotografías pertenecen a Ana Agmén.

viernes, 5 de octubre de 2012

Cine de Europa del Este, en la sala Lugones

Desde el martes 9 de octubre y hasta miércoles 17, en la sala Leopoldo Lugones se llevará a cabo el ciclo titulado "Detrás de la cortina de hierro (I)". Es la primera parte de una retrospectiva más amplia, dedicada a revisar lo mejor de la producción de Europa del Este antes de la caída del Muro de Berlín. Como dicen los organizadores, lo que caracteriza este período de la historia del cine es que “muchas de estas cinematografías padecían (y sorteaban) la censura de Estado, pero todavía no habían caído en la censura de mercado, que es la que luego desdibujó la identidad de muchos de estos cines nacionales.” Este tramo inicial incluye películas de los realizadores húngaros Metodi Andonov, Ferenc Kósa, István Szabó y Márta Mészáros, y de los polacos Andrzej Wajda, Andrzej Munk y Krzysztof Zanussi, todos en copias en 35mm.

Aquí, la agenda del ciclo:

Martes 9: Adopción (Hungría, 1974)
Dirección: Márta Mészáros
A las 14.30 y 18 horas (89’)

Miércoles 10: La pasajera (Polonia, 1963)
Dirección: Andrzej Munk
A las 14.30 y 18 horas (62’)

Jueves 11: El cuerno de cabra (Bulgaria, 1972)
Dirección: Metodi Andonov
A las 14.30 y 18 horas (100’)

Viernes 12: Contrato de matrimonio (Polonia, 1980)
Dirección: Krzysztof Zanussi
A las 14.30 y 18 horas (114’)

Sábado 13: Mefisto (Hungría/Alemania Federal, 1981)
Dirección: István Szabó
A las 14.30 y 18 horas (140’)

Domingo 14: Coronel Redl (Hungría/Alemania Federal, 1985)
Dirección: István Szabó
A las 14.30 y 18 horas (144’)

Lunes 15: No hay función.

Martes 16: Diez mil soles (Hungría,1967)
Dirección: Ferenc Kósa
A las 14.30 y 18 horas (110’)

Miércoles 17: Director de orquesta (Polonia, 1980)
Dirección: Andrej Wajda
A las 14.30 y 18 horas (101’)

Las funciones se realizan en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) - Las entradas cuestan 20 pesos (10 para estudiantes y jubilados que tengan credencial del complejo).

Para más detalles sobre el ciclo, los horarios y las películas, ir a la web del teatro.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Jindabyne, de Ray Lawrence


Yo conocía a esa chica, desde que era una niña -cuenta una mujer-. Solía venir a mi casa y yo le hacía pasteles y le dejaba que se los comiera mientras veía televisión. 

Raymond Carver, “Tanta agua tan cerca de casa”.

No vamos a caer en el confort de decir que se trata de una "historia mínima" -claramente no lo es- pero sí podemos asegurar que el cuento es conciso, concentrado, subrepticiamente volcánico, como siempre en Carver. Un misil aproximándose en cámara lenta a la médula del estupor cotidiano, a eso que está ahí nomás, durmiendo con uno en la misma cama. En esta historia la protagonista y narradora es una mujer que un día siente que ya no puede reconocer a su marido. O no quiere. Y es verdad que él hizo algo que no es fácil de comprender, pero no estuvo solo en esa empresa. ¿Cuál es el problema, entonces? ¿Él? ¿Los demás? ¿El mundo? 

¿En qué situación y bajo qué designios la mirada decide que el otro ya no es más un ser humano?

Es curioso lo que le ocurrió al cine con este cuento. Allá por 1993 Robert Altman lo combinó con otros ocho relatos de Carver para tejer la voluminosa Ciudad de Ángeles (Short Cuts), una película que postula como esencia -o necesidad de época- la mutiplicidad de líneas dramáticas, la acumulación de conflictos y la superpoblación, justamente lo inverso a la efectiva y meticulosa economía narrativa que caracteriza el estilo del escritor. En Altman esta vocación holística burbujea a flor de piel: es un plan explícito, es su marca, a tal punto que Short Cuts con los años se convirtió en un modelo ineludible del relato coral.

En 2006 Ray Lawrence volvió sobre el mismo cuento, cambiando el paisaje norteamericano por un pueblo del sur de Australia. Para poder nutrir un largometraje de dos horas se entiende que la anécdota original deba expandirse inevitablemente, y Jindabyne lo hace mediante detalles de neto arraigo carveriano, trazos certeros que destilan melancolía, resignación, ansiedades, desesperación agazapada, frustaciones, rutinas sofocantes, pavor ante el tiempo y sus heridas. Muy lejos de la discreta condensación de su fuente literaria, sin embargo, la película también opta por el efecto Altman: el relato se abre para sumar nuevos personajes y abundantes obstáculos, y así nos encontramos con la noticia de un embarazo, una suegra indeseable, niños traviesos en peligro, el contexto mítico del lugar y otros etcéteras que corren paralelos al dilema moral central. Por otro lado, al hacer que la víctima del caso sea una joven aborigen, el film busca conectar con la cuestión de la alteridad racial, un tema inherente a la mejor tradición cinematográfica australiana (Rolf de Heer, Peter Weir) que aquí apenas recibe un tratamiento tangencial.

No pretendo relativizar los intentos por complejizar el drama y hacerlo extensivo a todos los involucrados, pues de hecho allí reside la concepción política del realizador. Nada que objetar ante esta elección. Es sólo que me llama mucho la atención la manera en que los directores contemporáneos ceden ante la cada día más irrefrenable pulsión coral, un formato que adora distribuir una porción de trascendencia entre todos y cada uno de los personajes. Pero ya sabemos que mayor cantidad no equivale a mayor calado, y entonces aquello que al principio podría haber sido sólo la exploración de una experiencia subjetiva, una escucha sensible, un ensayo intimista, termina finalmente adoptando el estatuto algo pretencioso del tratado. Así y todo, Lawrence nunca pierde de vista su causa, convicción que lo ayuda a sostener con coherencia las riendas del conjunto hasta la última escena. Jindybane es por momentos una película realmente muy buena, y esto en gran medida se lo debemos a Laura Linney y Gabriel Byrne, actores con espaldas capaces de soportar todo lo que carguen sobre ellas y aun así mostrarse más terrenales que nuestros propios vecinos.



Jindabyne (Australia, 2006)
Dirección: Ray Lawrence
Guión: Beatrix Christian, a partir del cuento “So much water so close to home”, de Raymond Carver.
Intérpretes: Laura Linney, Gabriel Byrne, Deborra-Lee Furness, John Howard, Leah Purcell, Stelios Yiakmis.