martes, 1 de febrero de 2011

Escarabajos

Una reflexión sobre La Metamorfosis, de Franz Kafka

Del asco al desconsuelo
Por Liliana Bodoc *

Mi relación con Gregorio no fue fácil. Empezó como un golpe en las tripas: me dio como asco. Yo tenía 16 o 17 años y siempre le tuve miedo a los bichos? Encontrarme con este tipo que se transformó en cascarudo de la noche la mañana me generó una fuerte repulsión. Por eso no llegaba a imaginármelo, más bien tendía apenas a delinearlo.

Es una gran apuesta apartarse del Homo sapiens, correrse un poco, abrir otras ventanas, hurgar en la realidad humana con otros parámetros, otras visiones. Con la visión del escarabajo, de la montaña o la del águila. Mirarnos siempre desde nuestra altura -¡que no es tanta como lo que imaginamos!- nos empobrece. Mirarnos desde aquella criatura que podríamos pisar si quisiéramos me parece que puede ser muy interesante y puede darnos una visión de nosotros mismos más prudente, más sensata y, paradójicamente, mucho más humana.

Me queda de Samsa una sensación de desconsuelo. La sensación que dejan los mártires, los que se inmolan, los que, obviamente, no son comprendidos ni respaldados por su entorno. La imagen de un crucificado boca arriba.

* Artículo publicado en la revista ADN del diario La Nación (28/01/11).

La imagen pertenece a la película Horton y el mundo de los Quién (Jimmy Hayward y Steve Martino, 2008), una historia que con enorme sencillez ensaya la propuesta de Bodoc: aprender a (ad)mirar el mundo desde otro lugar.

3 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Propuesta más que aplaudible y saludable, compa Carolina, pero... ¡qué complicada de abordar (y qué trabajito nos cuesta cuando lo hacemos)?

Un abrazo y seguimos trasteando.

Caro dijo...

Manuel,

Este ejercicio de mirar desde otro lado cuesta muchísimo trabajo. De hecho, si nos resultara más sencillo, creo que estaríamos en otro estadio de la humanidad.

Pero hay que intentarlo, y el cine es uno de los mejores caminos. ¿Viste algo de la directora argentina Lucrecia Martel? Especialmente su último film, "La mujer sin cabeza", nos empuja a abrir la mirada, a corrernos un poco para lograr comprender a los otros, a esos que solemos ignorar.

¡Un abrazo!

Manuel Márquez dijo...

De Lucrecia Martel, compa Caro, he visto solo La ciénaga, su opera prima (y fíjate qué curioso: la ví en el Festival de San Sebastián de no recuerdo qué año -¿2000, 2001...?-, y, en la butaca de al lado, estaba sentada ella misma, Lucrecia Martel...), y, no sé, se trata de un cine que tiene elementos visuales y tonales que me atraen mucho, pero que se me hace "duro de pelar" (no sé si es cuestión de ritmo narrativo, o de indefinición argumental, no sé...). Supongo que tendré que ver el resto, ponerme al día, y opinar a partir de ahí.

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.