domingo, 26 de septiembre de 2010

La ronda, de Inés Braun


Ver La ronda es una experiencia de uno con uno mismo, algo así como ir a un bar a tomar un café con leche y leer un poco, para sofocar la soledad, esa amiga amarga que en casa no nos deja pensar. Pero resulta que en el bar tampoco podemos concentrarnos en el libro, demasiado abstracto para el calor real que quisiéramos sentir en ese momento. Entonces levantamos la vista y la paseamos por los otros, como hace Inés Braun en la escena del restaurante, con una cámara que sigue a una moza que va de una mesa a otra tomando pedidos (y digo moza porque es la primera palabra que me sale; si escribo “mesera” o “camarera” ya estoy violentando lo que considero natural, cuando lo mejor de La ronda es justamente su preciosa naturalidad. Aquí no hay notas falsas). De una pareja a otra viaja la cámara, turnándose entre los que se entusiasman y los que se maltratan, como si hubiera un trayecto irrevocable que va de las primeras chispas a la exasperante rutina. Observar a los otros y hacernos preguntas. Si mejor solos que mal acompañados. Si es una regla universal que cuando uno se enamora siempre sale lastimado. Si la suerte ya nos abandonó definitivamente.

Quizás no sea una película sobre el amor, sino sobre la capacidad que tienen las personas para ilusionarse, para fabricar mundos de la nada, para inventar al otro. La ilusión tiene sus riesgos y el film no lo oculta. De creernos los dueños de la fiesta podemos pasar en un segundo a ser triturados como papel picado, para quedar en el suelo, pisoteados y finalmente barridos junto con las serpentinas y los globos pinchados.

Pero no, la película no es agorera, ni se regodea en la autocompasión ni le regala minutos extra a los fracasos. Por el contrario, en esta ronda siempre hay que estar dispuesto a tomar la mano del otro, porque aunque el otro no pueda tomar la de uno con idéntica intensidad, no significa que la vaya a soltar. Es lo que sucede en el episodio que protagonizan Mercedes Morán y Rafael Spregelburd, cuya ternura final tiene un efecto de luminosidad que contagia a todo el film. La ilusión pudo no cumplirse pero fue comprendida y respetada. La ilusión tiene sus costos, casi siempre dolorosos, pero cada tanto también puede salvar una vida. O al menos empezar a pintarla de color verde agua.


La ronda (Argentina, 2008)
Dirección y guión: Inés Braun
Con Merdeces Morán, Rafael Spregelburd, Sofía Gala Castiglione, Fernán Mirás, Walter Jacob, Leonora Balcarce.
Editada en dvd por SBP

6 comentarios:

Pipi dijo...

Me gusta el blog. Es un buen espacio para leer y pensar.

Caro dijo...

¡Gracias Pipi!

Inés dijo...

Es hermosa esta crítica.
La más linda que tuvo La ronda
Gracias!

A mi me encantó hacerla.

Y críticas como éstas me dan ganas de volver a filmar. Espero que eso suceda pronto.

Abrazo a quien sea que echó un hermoso haz de luz a esta película que tanto quiero.

Caro dijo...

Gracias, Inés. El texto lo escribí yo, Carolina, autora del blog. ¡Que se vengan nuevas rondas!

Inés dijo...

Gracias Carolina entonces!
Ya vendrán otras rondas...pero por ahora teatrales!

Abrazo,
Inés

Mirta Rosa Vazquez de Teitelbaum dijo...

Hermoso film que recrea el de 1951. extraño en la filmografia argentina tan poco afecta a narrar con humor y con amor la vida de personajes frágiles y queribles con los cuales nos podemos identificar.