lunes, 7 de septiembre de 2009

Rebeldes y necesarios

Este martes 8 de septiembre comienza un ciclo denominado Eisenstein y sus contemporáneos: una revolución estética, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). La muestra está integrada por 23 películas, exponentes de la evolución y apogeo del cine político soviético, con centro en la obra del gran Serguei Mijáilovich Eisenstein (1898-1948), de quien se exhibirá su filmografía completa.

Transcribo a continuación un breve fragmento del libro titulado Cine y Revolución, que recopila los testimonios de una docena de cineastas que trabajaron principalmente durante las décadas del 20 y el 30, cuando todos los experimentos, los riesgos y las genialidades no eran más que el producto de eso que hoy tanto escasea: las ganas.


“Era una época sorprendente y maravillosa. El comienzo de un arte revolucionario. Cuando se habla de los años en que empezamos a trabajar, la gente se sorprende mucho por las fechas de nacimiento de casi todos los realizadores y eminentes artistas de aquellos tiempos. Éramos increíblemente jóvenes. Teníamos entre 17 y 18 años al adentrarnos en la vida artística. El fenómeno se explica muy sencillamente: la Revolución había despejado el camino para la juventud. No se debe olvidar que toda una generación había muerto en la guerra civil, se había dispersado por todo el país o había abandonado Rusia. De tal manera que a la República le faltaban dirigentes; le faltaban hombres. (…)

Al buscar nuevos caminos toda la joven generación de artistas soviéticos se volvía hacia lo que se llamaban géneros menores. Aquel ‘arte vil’ que la aristocracia y la burguesía despreciaran en otros tiempos. Es decir, el music-hall, el circo, el cine. A todos los géneros, considerados de ‘mal tono’, la Revolución les había abierto un camino enteramente novedoso, sin estrenar. Y se tornaron particularmente influyentes.”

Serguei Yutkévik

Cine y Revolución. Marcel Martin y Luda y Jean Schnitzer (compiladores). Ediciones De La Flor, Buenos Aires, 1974.

El ciclo Eisenstein y sus contemporáneos contiene una serie de títulos imprescindibles para comprender la riqueza y modernidad de este movimiento cinematográfico. Pero a la hora de recomendar, confieso que mi corazoncito está con Pudovkin y su versión de "La Madre", la insuperable novela de Máximo Gorki.

Martes 15 de septiembre
La madre, de Vsevolod Pudovkin (Mat - URSS, 1926)
A las 14.30, 17, 19.30 y 22

Ir al detalle del ciclo completo

Lo que sigue es una escena de la novela de Gorki, en donde Pelagia (la madre del título) dialoga con una amiga de su hijo, Natacha. La joven acaba de perder a su propia madre.

- Estoy muy triste. No tenía aún cincuenta años, habría podido vivir todavía mucho tiempo. Pero, por otra parte, puede decirse que la muerte le será más leve que la vida. Estaba siempre sola, era una extraña para todos. Nadie la necesitaba, todos temían a mi padre. ¿Es que verdaderamente vivía? Se vive cuando se espera algo bueno, pero ella no tenía nada que esperar, sólo humillaciones.
- Eso es muy cierto, Natacha –dijo la madre, tras un momento de reflexión-. Se vive cuando se espera algo bueno y, si no se espera nada, no es una vida.
Acariciando afectuosamente la mano de la muchacha, añadió:
- ¿Y ahora está usted sola?
- –respondió suavemente Natacha.
- No se preocupe. Cuando se es bueno nunca se está solo, y hay muchas personas que la quieren a usted.

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