martes, 2 de junio de 2009

Simplemente no te quiere, de Ken Kwapis *

Simplemente no te quiere
(He’s just not that into you - EE.UU./Alemania, 2009)
Editada en dvd por el sello AVH

Todo comenzó con una frase pronunciada en la serie "Sex and the City": “Lo que pasa es que él simplemente no te quiere”. Parece que las mujeres tienen (tenemos) una tara para asumir que cuando un hombre no responde un llamado luego de la primera cita, es porque no está interesado en la relación. Esa frase inspiró un bestseller que al poco tiempo derivó en esta película plagada de estrellas (Jennifer Aniston, Scarlet Johansson, Jennifer Connelly) que aceptan turnar sus protagonismos en un relato de estructura coral, un formato narrativo –a veces fructífero, pero muchas veces forzado– que supo tener a Robert Altman y Lawrence Kasdan entre sus más notables cultores. El dato curioso es que el libro original no es otra cosa que un manual de autoayuda.

Dirigida por Ken Kwapis (que está entrenado en la televisión y aquí se nota), la película interconecta las vidas de nueve personajes en la ciudad de Baltimore. Casi todos están entre los 30 y los 40 años y padecen problemas en el terreno del amor, claro que sólo sufren en ese aspecto porque todo lo demás –salud, techo y trabajo– lo tienen perfectamente resuelto. Quien aglutina las anécdotas desde una voz en off es Gigi (Ginnifer Goodwin), una joven ingenua que con sus histerias y mohines se roba el mayor tiempo de pantalla. El rechazo, la infidelidad, el compromiso, las miserias del matrimonio y los vínculos vía internet son sólo algunos de los temas que el film sobrevuela con agilidad y con varios diálogos eficaces, aunque sin llegar jamás a honduras dramáticas que pongan en riesgo el tono de comedia liviana.

Porque, en definitiva, Simplemente no te quiere es tan sólo un producto comercial que al principio amenaza con cuestionar la mitología del amor cortés para luego terminar capitulando frente a los más retrógrados clisés del género. No esperen sutilezas de esta ficción. Las mujeres no superan el rango de idiotas y el universo masculino se divide en dos razas: irresolutos y príncipes azules.

Dentro de este cuadro poco alentador, es el personaje de Mary (la siempre radiante Drew Barrymore) quien sugiere el otro camino que el film podría haber transitado. Ella se atreve a delatar las trampas impuestas por las nuevas tecnologías y describe como nadie las tristezas típicas del afecto en el mundo actual. Pero jugarse por ese perfil amargo, mucho más cercano a lo real, es un salto ideológico que en este caso el mainstream no estuvo dispuesto a dar.



* Artículo publicado previamente en el diario Crítica (05/03/09)

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