miércoles, 11 de junio de 2008

Sex and the city, de Michael Patrick King

“No me des un anillo de diamantes.
Solo dame un guardarropa más grande”.
Carrie Bradshaw

Sex and the city es puro cotillón. Siempre lo fue. La serie nunca aspiró a ser otra cosa que una farsa simpática en clave de fantasía. Es un error leerla como un canto a la liberación femenina: estas chicas de Manhattan festejan y disfrutan su sexualidad, pero también sufren y buscan algo más. Buscan el amor, como cualquier ser humano. Mientras lo encuentran, se abocan al éxito profesional y se divierten con una rutina de fiestas lujosas, zapatos onerosos y ropajes imposibles. El mundo de Sex and the city no existe y lo sabemos. La serie simplemente pretendió jugar con una idea instalada en el imaginario posmoderno: hoy es el género masculino quien detenta el monopolio de la histeria (al menos en la lógica urbana).

Dirigida y escrita por Michael Patrick King, la película se estrena exactamente una década después del debut televisivo de este producto creado por Darren Star para el canal HBO. Para quienes desconocen la historia, el film comienza con una apretadísima síntesis de la serie y de los caminos que siguieron las cuatro protagonistas. Ser mujer a los 40 no es lo mismo que a los 30, y sin embargo Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) luce cada vez más caprichosa y aniñada. Es que para su sorpresa, Mr. Big (Chris Noth, aquí tristemente desaprovechado) le ha propuesto matrimonio y, por supuesto, ella tiene que organizar el ritual para que todo salga espléndido. Lástima que la vida sea tan cruel.

Miranda (Cynthia Nixon), Charlotte (Kristin Davis) y Samantha (Kim Catrall, lo mejor de la película) acuden al instante al rescate de Carrie, cargando cada una de ellas con sus respectivos conflictos. Se suceden las decepciones, los berrinches, algunas risas (la mayoría, forzadas). Y hay más vestidos y más sombreros y más frivolidad. Detrás del obsceno desfile de publicidades, asoma una trama previsible narrada de forma automática y hasta indulgente. La agilidad y la frescura de la versión televisiva -cada capítulo duraba solo media hora- se escurren rápidamente en los eternos 148 minutos del film. Las escenas humorísticas no funcionan, ni son demasiado inspirados los one liners o los nuevos personajes. Entre estos últimos se destaca Jennifer Hudson (ganadora del Oscar por el musical Dreamgirls) en el rol de una eficaz asistente que acompaña a Carrie en pleno duelo amoroso. La actriz suma calidez pero no aporta ningún contraste desde lo dramático: basta decir que los dos sueños principales de esta muchacha de origen humilde son casarse y tener una cartera Luois Vuitton original.

Si bien resulta desproporcionado reclamar mayor vuelo estético a un producto tan francamente comercial, sí podía esperarse un abordaje más vital de la comedia romántica. Aun aceptando el mensaje último que envuelve todo el paquete (“en el fondo, toda mujer anhela enamorarse en serio y ser feliz por los siglos de los siglos”), el film descarta cualquier tratamiento medianamente profundo de las relaciones afectivas en el nuevo milenio. Se valora la amistad, la independencia y la posibilidad del perdón, es cierto, pero detrás del cuento de hadas “sofisticado”, cuando el relato se interna en el dilema amor versus dinero, Sex and the city se torna burda y contradictoria, rasgos que inevitablemente se trasladan al personaje de Sarah Jessica Parker (cuya interpretación inflada y autoconciente la vuelve por momentos insoportable). El Príncipe Azul de Carrie es un eximio financista y el zapatito que le coloca en su delicado pie cuesta por lo menos 600 dólares. Así es muy fácil reivindicar la ingenuidad de la pobre Cenicienta.

6 comentarios:

razondelgusto dijo...

Muy buenos todos tus comentarios, Caro. El blog está copado. Paso siempre que puedo y comparto muchos gustos y lecturas. Como la última canción de Drexler que me encanta.Es la primera vez que soy fiel a un formato digital como si comprara una revista semanal y me resulta una experiencia muy placentera. Ah, como en realidad leo dos blosgs y el otro es de una persona que también admiro mucho te lo paso para que lo disfrutes:la-buena-pipa.blogspot.com
Un beso y seguí escribiendo para deleite de tus seguidores.
Unidas en la pasión por el cine.
Te mando un abrazo.
Liliana Schwab

Anónimo dijo...

Hola, soy Natalia, la autora de El cuento de la Buena Pipa (el blog, claro está, no el cuento que vaya una a saber quién lo escribió). Te escribo porque una admiradora/amiga en común(eleonora eberle) me pasó tu blog y la verdad es que leí el último post sobre "Sex and the city" y el remate final me pareció buenísimo como el texto en general. Si Cenicienta saliera de la ficción tradicional y viera cuántas fechorías se cometen en su nombre, preferiría ingresar en un grupo de autoayuda para compulsivos-obsesivos por la limpieza antes que ver en qué convirtieron su historia.
Un saludo grande y ahora que lo sé, pasaré más seguido por acá.
Natalia

Caro dijo...

Gracias Liliana y Natalia (prometo visitar El cuento de la Buena Pipa). El problema con Sex and the city es que su corazón es conservador, y eso en la película aparece en primer plano, mientras que en la serie apelaba antes que nada a la ironía (al menos en las primeras temporadas).

razondelgusto dijo...

Se me dio... mis dos ídolas por fin se encontraron en el ciberespacio.
¡Qué viva el encuentro de la gente que tiene tanto para compartir!

Anónimo dijo...

Muy bueno tu análisis Caro. Ya sabés que ahora veo poco porque me dedico al teatro pero siempre me doy una vueltita por aquí. Veré SEX AND THE CITY aunque estas no me parecen obras relevantes por lo que vos misma decís...es derechosa. Y yo le doy importancia a eso.
Espero tu nota sobre ANICETO. Yo soy de las antidiluvianas que vió la primera versión queera una genialidad, pero me gustó mucho ésta. Besos. Martha

Cecilia Díaz dijo...

Esperaba leer esta reseña porque vi toda la serie, debo ver la película y pienso lo mismo de la marca Sex and the city, termina siendo más papista que el papa con una total irrealidad, porque cada una es un estereotipo y por ende, es irreal.
Finalmente, todas persiguen lo mismo, como bien lo dijiste y que tampoco esta mal, sino que durante la serie siempre se lo dejo de lado.
Y en cuanto a la amistad como emblema, son sólo uniones de individualidades.

Excelente post, te recomiendo la critica que salió en radar el domingo pasado: "filosofía barata y zapatos de moda" como título.

Saludos!