domingo, 29 de octubre de 2017

Se acerca la edición 2017 del festival ASTERISCO

Del miércoles 1º al domingo 5 de noviembre se realizará en Buenos Aires la cuarta edición del Festival Internacional de Cine ASTERISCO, una muestra dedicada a la temática LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales, queers) que apunta a difundir “las diversas y múltiples maneras de ser, de amar y de estar en el mundo; de relacionarse y formar familias, de convivir en equidad y respeto por las diferencias”. 

A lo largo de cinco jornadas, el público podrá disfrutar de una amplia programación de películas y cortos seleccionados por Albertina Carri, Fernando Martín Peña, Leandro Listorti y Diego Trerotola (director del festival), y de una atractiva agenda de actividades especiales.

Uno de los invitados destacados este año es Lionel Soukaz, pionero francés del cine queer, que integrará el Jurado de la Competencia Argentina de Largometrajes y presentará una retrospectiva de su obra, un cine que los programadores describen como “subversivo, impetuoso, enérgico, libertario y experimental”. También habrá un foco dedicado al joven actor y realizador alemán Axel Ranisch, de quien se verán Chicas pesadas (2011) y Ladrón (2013), entre otros títulos.

Por otra parte, el notable periodista Enrique Raab, desaparecido en 1977, será el centro de una sección destinada a recordar “el punto de vista de un pionero de la cinefilia queer para programar una serie de películas que pueden ir de la idolatría de las figuras de Isabel Sarli y Tita Merello hasta una excéntrica defensa del cine publicitario.” La selección de películas incluye a Una mariposa en la noche, de Armando Bo (1977), La morocha, de Ralph Pappier (1958), y La tregua, de Sergio Renán (1974), entre otras.

La nutrida sección “La piel que habito” forma la columna vertebral del festival, combinando algunos rescates y diversas producciones de los últimos años. Dentro de los estrenos podemos destacar Boys for sale, de Itako (Japón), Brothers of the Night, de Patric Chiha (Austria), Casa Roshell, de Camila José Donoso (México/Chile), Gender Troubles: The Butches, de Lisa Plourde (EE.UU.), NOSOTROS, el documental, de Gabriel Rugiero (Argentina), RIU, lo que cuentan los cantos, de Pablo Berthelon (Chile), Trans-Ur, de Sofía Saunier (Uruguay), Out and About, de Koen Suidgeest (Países Bajos), y Ulrike’s Brain, el nuevo trabajo del emblemático Bruce LaBruce (Alemania/Canada).

Dentro de “La piel que habito” también podrá conocerse Eastern Boys, film francés de 2013 del realizador Robin Campillo, quien sorprendió este año en Cannes con 120 battements par minute, en la que se lució el argentino Nahuel Pérez Biscayart. Otro título a tener en cuenta es Detrás del velo, interesante documental canadiense de 1984 dirigido por la canadiense Margaret Wescott, centrado en la histórica lucha de las monjas dentro del universo religioso. Finalmente, recomendamos un rescate: la comedia Señor, ¡usted es viuda! (1971), del director checo Václav Vorlíček.

Las sedes en donde se desarrollará el festival son: 
Malba Cine (Av. Figueroa Alcorta 3415) / Entrada: 60 pesos
Sala Cine.ar Gaumont (Av. Rivadavia 1635) / Entrada: 30 pesos
ENERC (Moreno 1199) / Entrada gratuita
Universidad del Cine (Pasaje Giuffra 330) / Entrada gratuita

Hay muchas más películas y focos para descubrir, así como una importante cantidad de actividades paralelas que pueden consultar el Twitter y la página de Facebook de Asterisco: https://www.facebook.com/festivalasterisco

martes, 24 de octubre de 2017

El Rati Horror Show, de Enrique Piñeyro


“Ya no percibimos la realidad, 
sino la representación televisiva de la realidad”.  

Michael Haneke

“Robar, huir… y matar”. Con este homenaje a Woody Allen Telenoche anunciaba en un videograph la denominada “Masacre de Pompeya”. No importó que aquel famoso film de los ‘70 fuera una comedia y esta noticia fuera una tragedia. “Esta película de horror comenzó…”, rezaba la voz en off del cronista del noticiero, otra obvia apelación a las etiquetas del cine, en cuyas formas nobles pretende escudarse el discurso televisivo. Pero es la pantalla chica la única responsable de parir y modelar cada día el subgénero del morbo policial. “Un grupo de delincuentes”. “Tres malvivientes”. “Un amoral que jugó con la vida ajena”, protestaba Julio Bazán. Los locutores parloteaban sin tener idea de nada. Años después aplaudieron a los jueces por la “condena ejemplar”.

El Rati Horror Show parte de estas imágenes y las edita como si estuviéramos saltando entre fragmentos de YouTube que tocan la misma historia pero están llenos de incongruencias. Las imágenes circulan, pasan, saturan, y como plantea Domènec Font, “traducen una carga pulsional inmediata para la vista o para la manipulación táctil, pero no exigen mayor calado que su evidencia.” (1) Estamos acostumbrados a muchas cosas que no cierran y sin embargo “no nos inmutamos”, como dice el abogado de Fernando Carrera. Cuando Enrique Piñeyro recaló en esas incongruencias, no se limitó a gruñir por “lo mal que está este país, qué cosa”. El Piñeyro-espectador se preocupó, ató los cabos y actuó en consecuencia, porque advirtió enseguida que con la condena a Carrera lo que estaba flagrantemente en juego es la presunción de inocencia, “la piedra angular de la aplicación del Derecho en la Argentina y en la mayoría de los países democráticos”. (2)

En su cuarto film como director, Piñeyro hace una rotunda denuncia contra el sistema policial y judicial, además de exponer la volubilidad mediática cotidiana. Y también hace una película repleta de recursos atractivos que reconstruyen el hecho a la vez que intentan explorar eso que llamamos “percepción”. Una investigación rigurosa y una reflexión sobre la relatividad de lo que creemos ver y oír. Un film gratamente tecnológico que imprime movimiento a las impalpables conjeturas. Un relato que analiza, contrasta y aporta datos mientras nos seduce evocando los trazos de diversos géneros. Climas de ciencia-ficción cuando el film despega en el espacio exterior, cual ojo extraterrestre que aterriza en la Tierra (y los dispositivos ultramodernos de la oficina de trabajo tienen mucho de nave espacial). Pedacitos de western cuando de repente todos se van al campo (western híbrido, en verdad, porque luego veremos a un hombre de color azul en un granero). Un chispazo de humor político a cargo de Tato Bores corona los pasos de comedia cínica ensayados por el realizador-orador-guía y su inefable dicción. Con todos estos cruces, algunos más pertinentes que otros, El Rati Horror Show busca ir más allá del llano informe periodístico, y lo logra, principalmente porque desde el inicio tiene muy claro su objetivo.

Porque el drama de Fernando Carrera no es simplemente un caso alarmante o curioso o potable desde lo cinematográfico. Al asociarlo, en el comienzo del relato, con los asesinatos de Kosteki y Santillán, Piñeyro exhibe una idea de la Historia, eligiendo unir dos hechos supuestamente distanciados para armar una narración, una trama de responsabilidad política que no se agota en el acontecimiento individual. Los medios de comunicación sí, todo lo agotan cuando se “seca” el espectáculo, y si acuden a los antecedentes es sólo para atizar el fuego en vez de ayudar a comprender su raíz. En una era colapsada por los acontecimientos efímeros y olvidables, el film rescata las conexiones de sentido que identifican a una sociedad. Es el cine  el que todavía puede detenerse a hilar y pensar la trama profunda. Claro que la justicia no siempre puede darse el lujo del tiempo.

1 - Domènec Font en su ensayo titulado "Estética del relato audiovisual".
2 - Enrique Piñeyro en un artículo publicado en el suplemento "Radar", de Página/12 (12/09/10).


El Rati Horror Show puede verse completa en YouTube.

lunes, 23 de octubre de 2017

Necesidad de utopía

Por Marc Augé*

“Tenemos necesidad de utopía, no para realizarla sino para tender hacia ella y proveernos así de los medios para reinventar lo cotidiano. La instrucción debe, por sobre todas las cosas, enseñarnos a hacer mover el tiempo para salir del eterno presente fijado por las imágenes en serie, y para hacer mover el espacio, y por ende para movernos en el espacio, para ir a ver lo que pasa cada vez más cerca y no contentarnos con imágenes y mensajes. Debemos aprender a salir de nosotros mismos, de nuestro círculo, a comprender que es la necesidad de lo universal lo que relativiza las culturas y no al revés. Debemos aprender a salir de nuestro universo cultural restringido y promover un individuo transcultural, capaz de interesarse en todas las culturas del mundo y no considerar extraña a ninguna. Ha llegado la hora de una nueva movilidad planetaria y de una nueva utopía de la educación. Pero apenas estamos al comienzo de esta nueva historia que será larga y, como siempre, dolorosa”.


*Fragmento de un artículo titulado “Utopía de la movilidad”, publicado en la Revista Ñ (02/12/08).


La imagen pertenece al film The Visitor, de Thomas McCarthy.

viernes, 13 de octubre de 2017

Novias - Madrinas - 15 años, de Diego y Pablo Levy


Toda la acción de esta película transcurre adentro de un comercio que vende telas para vestidos de fiesta. Hay una única escena en la que la cámara se aleja de ese espacio cerrado: cuando cruza momentáneamente la vereda para hacer un plano del frente del local y de su marquesina, en donde se lee el nombre de la sedería (“Kreal”) y su especialidad: novias, madrinas, 15 años. En ese plano general también comprobamos que los dos locales vecinos se dedican exactamente a lo mismo. La concentración geográfica por rubro es habitual en diversos lugares de Buenos Aires, algo que en el caso de Once se convierte en pura esencia, en una forma de ser, porque al caminar por esa zona los rollos de telas parecen cobrar vida propia, atiborrando con sus excesos las veredas ya de por sí muy transitadas. ¿Cómo hallar lo singular en este paisaje de repeticiones? De ingresar en los negocios se trata, para observar y escuchar. Y así como Daniel Burman intentó capturar la mística del barrio en El abrazo partido, ahora los hermanos Diego y Pablo Levy regresan a Once para narrar la historia de esta sedería que pertenece a su padre. Los realizadores sabían perfectamente que no serían las tafetas o los encajes los que aportarían los colores brillantes: aquí los protagonistas del film son el patrón y sus cinco simpatiquísimos empleados, hombres que trabajan en un negocio visitado principalmente por mujeres, a quienes ellos aprendieron a convencer deslizando el piropo justo en el instante indicado. Gajes del oficio.

Allí está el vendedor que fue jugador durante muchos años y logró curarse del vicio, aunque aún le queda el gustito por la lotería. O el que aconseja aferrarse a algún hobby para evitar que las ideas frustrantes nos devoren (“En vez de ir a un psicólogo, yo colecciono estampillas”). O el que se confiesa fanático de Los Beatles, Modern Talking y Whitney Houston, mientras enumera todos los títulos en español de “Abbey Road”. (Ella entró por la ventana del baño, El martillo plateado de Maxwell… ¿cuánto hace que no escuchamos esos títulos increíbles pronunciados en nuestro idioma? Es la clase de magia que se perdió junto con las cosas más simples). También está el que cree con fervor en Dios, y también está Andrés, el loco y voz cantante del grupo (“Si a este algún día lo agarran y lo encierran, no lo sueltan más”, advierte entre risas uno de sus compañeros). Es un recorte de detalles, apenas unos pocos trazos de biografías cuyas complejidades exceden las modestas ambiciones de este documental. Una intuición se afianza, sin embargo: estos señores son sabiamente conscientes de que ni ellos ni nosotros somos capaces de seguir adelante sin forjar de alguna manera una sintonía aparte, sólo nuestra, en nuestras cabezas. En los breves testimonios se resumen luchas de toda una vida, luchas contra ellos mismos, que continúan y persisten porque existe un ámbito que las contiene. Elías, Antonio, Pablo, Alberto, Ricardo y Andrés trabajan juntos desde hace décadas y sostienen un tipo de vínculo laboral y afectivo muy especial, de esos que no pueden encontrarse en la volatilidad económica de hoy. Por eso esta película, más allá de las anécdotas, habla de un mundo que ya no es. Habla de cosas como el respeto y la confianza. Especies en extinción, tal vez. 

Esta estupenda película se estrenó en el año 2011 en el BAFICI. Pueden verla en YouTube.

jueves, 12 de octubre de 2017

Comienza una nueva -y excelente- edición del DOC Buenos Aires

Hoy comienza la 17º edición del DocBuenosAires, edición que vuelve a recuperar a la Sala Lugones como emblématica sede y que tiene una programación que se anticipa como una de las más estimulantes de los últimos años. El festival reúne a las mejores producciones nacionales e internacionales del cine documental de creación. A través de las diversas secciones de la programación, este encuentro buscar introducir al público local en las nuevas tendencias y las distintas formas de escritura dentro del género, además de revisar la obra de realizadores ya consagrados.

Esta noche se inaugura el DocBuenosAires con la proyección del film Hijas del Fuego (Filles du feu), que será presentado por el antropólogo y cineasta francés Stéphane Breton, que es el invitado especial de esta edición, que ha programado una retrospectiva de su obra. “Breton viene trabajando la imagen -informan los programadores- desde sus inicios como realizador, con el propósito de aportar su mirada sobre quienes viven en los más variados rincones del planeta, retratando así la vida humana en sus múltiples formas y condiciones.” El realizador ofrecerá una master class con entrada libre en la Aliaza Francesa, este viernes 13 de octubre a las 18.30.

Otro foco importante es el dedicado al director Jean Rouch, principal referente del cinéma-verité francés. En homenaje al realizador a cien años de su nacimiento, el festival ha programado una selección de cinco trabajos que recorren la diversidad de temas que abordó a lo largo de su vida, incluyendo una serie de cortos y también sus clásicos Crónica de un verano y Yo, un negro.

El realizador Gustavo Fontán será otro de los protagonistas de la muestra, ya que aquí podrá conocerse su "Trilogía del lago helado", integrada por tres nuevos ensayos cinematográficos: Lluvias, El estanque y Son en un patío vacío. Los otros estrenos argentinos programados, con propuestas realmente interesantes, son: La intimidad, de Andrés Perugini; Inconsciente, de Lucas Turturro; Cámara oscura, de Javier Miquelez; Los árboles, de Mariano Luque; y Open doors, de Pavel Marcano.

El crítico y docente Eduardo A. Russo será el encargado de presentar la serie "Los niños de Golzow" (1961-1980), dirigida por Barbara y Winfried Junge, un proyecto audiovisual de larga duración que retrata más de 15 años de la vida de un grupo de estudiantes de Golzow, al separarse tras la construcción del Muro de Berlín. La sede será el Centro Cultural San Martín.

Por otro lado, la sección “360º y realidad virtual” reúne una serie de creaciones que invitan a la reflexión sobre las potencialidades que esta alternativa tecnológica ofrece para los realizadores audiovisuales. Como sostienen los programadores, “poner en contraste la pantalla gigante de un cine tradicional con unos dispositivos o lentes especiales de VR para visualizar este tipo de contenido ha implicado un acto transgresor dentro de la industria cinematográfica. Cada día son más los documentalistas que incorporan estas tecnologías para desarrollar sus proyectos.” Podrán verse películas en este sistema provenientes de Colombia, España, Estados Unidos, Israel, México y Suiza.

Desde este espacio destacamos especialmente tres títulos imperdibles: Hamlet en Palestina (Francia/Alemania), de Nicolas Klotz (director de la genial La cuestión humana), Mama Colonel (Francia/Congo), de Dieudo Hamadi, y Entre fronteras (Israel/Francia), de Avi Mograbi.

Sedes

Cine.ar Gaumont (Av. Rivadavia 1635)
Sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1530)
Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1562)
Alianza Francesa de Buenos Aires (Av. Córdoba 946)
MACBA (Av. San Juan 328)
Universidad del Cine (Pasaje Giuffra 330)

En la Lugones, el CC San Martín y el Gaumont la entrada general tiene un costo de 40 pesos. en la Alianza Francesa, la Universidad del Cine y el MACBA la entrada es gratuita.

Para conocer todos los detalles sobre el 17º DocBuenosAires, pueden consultar la página oficial, en donde encontrarán la grilla de programación y las indicaciones para anotarse a los seminarios y actividades paralelas.

miércoles, 11 de octubre de 2017

...donde morir de carne


Hay hombres en los que gime dios
por no encontrar un hombre
donde morir de carne,

pero no llora como quien lo hace
solo,
llora como quien llora abrazado a un niño.

Hugo Mujica
Fragmento del poema "Hay perros que mueren de la muerte de su amo"

La imagen pertenece al film La permanence, de Alice Diop.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Hay que ir a ver ZAMA


La esparídisima nueva película de Lucrecia Martel es una obra fascinante. Hay que vivirla a pleno, con todos los sentidos, en una buena sala. Hay que ir a verla este fin de semana y ayudar a que permanezca en cartelera.

Y la verdad es que Zama se estrenó en una fecha ideal, ya que este domingo comienza la "Semana del Cine Argentino" y durante cuatro días las entradas para las películas nacionales en cartel costarán sólo 35 pesos. Los cines adheridos son los complejos Cinemacenter, Atlas, Cinemark, Multiplex, Hoyts, Showcase y Village, así como los Espacios INCAA (hoy Cine.ar) de todo el país y varias salas independientes. 

Para obtener más información sobre la Semana, pueden consultar el sitio del INCAA.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Me gritaron Negra


Gracias a esta entrevista a Lucrecia Martel llegué a 
este maravilloso video/poema/canción/
manifiesto político/gloria/liberación 
de Victoria Santa Cruz, disponible en YouTube.

lunes, 18 de septiembre de 2017

La hora secreta del cielo


Candela en mano, fui a la cocina abandonada.
Encendí el fuego. Busqué mi pavita y preparé mate.
Lo sorbí despacio, sentado en una banqueta ante la puerta de la cocina.
Era la hora secreta del cielo: cuando más refulge porque los seres humanos duermen y ninguno lo mira.
Tan despejado como el universo celeste estaba yo.
Pensé en Marta, sin pena.
El pasado era un cuadernillo de notas que se me extravió.

Antonio Di Benedetto - "Zama"

viernes, 15 de septiembre de 2017

127 horas, de Danny Boyle


de lo posible a lo probable/del
sueño a la realidad hay como
mares/platas nocturnas donde
animales de pico descarnan
formas mojadas con los jugos
del corazón/así/viajamos
del pecho al seco sol que dora
la maravilla/o existir

Juan Gelman   
Texto publicado en 2011

La película despega con jirones de un planeta hiperactivo y colorinche: un estadio de fútbol, una playa en temporada alta, una mezquita, el subte en la hora pico, las corridas de San Fermín, una manifestación política, Wall Street y muchas más imágenes superpobladas en donde transpira el hombre-masa. 127 horas (127 hours) cuenta la anécdota de un individuo que intenta huir de la alienada maquinaria global. Pero atención, advierte Danny Boyle: la tarea es complicada. La membrana cultural que moldea la subjetividad no es tan fácil de desmontar, y en la lógica social no sólo gira la rueda del capitalismo, sino también la vida de los otros, aquellos gracias a quienes estamos acá.

Aron Ralston aparece ya en el inicio apretujado entre bloques de mundanal ruido: multitudes afiebradas, logos de comercios urbanos, autos ansiosos por llegar al hogar. Un caos del que conviene escapar. De repente, en plena ruta hacia las montañas de Utah, el protagonista se estremece al cruzarse con alguien muy parecido a él, casi un doble que circula con un grupo de ciclistas. ¿Es la impresión de verse como parte del rebaño lo que lo aterra, o es que ni siquiera soporta la idea de "comunidad"? Aron tiene su lema: “Sólo yo, la música y la noche. Love it!”,  fanfarronea mirando a su cámara de video. Aunque, honestamente, con ese artefacto siempre encendido nadie puede pretender estar realmente solo, porque también está ese otro yo que busca perdurar, ser visible, ser relato y… ¿para qué volverse imagen si no es para exhibirla a los ojos de ese mundo del cual el hombre rebelde quiere desprenderse?

El film ya narró mil cosas y aún no salimos de la secuencia de créditos, en la que vale detenerse para comprobar que ningún elemento del montaje es gratuito o meramente decorativo. Desde el goteo de una canilla hasta las pinturas rupestres, pasando por el meteorito fundacional y los tambores de la banda sonora, todo se entrelaza con vértigo y coherencia aunque en un principio el estilo amenace con pulverizarse en superficiales parpadeos. 127 horas es un Boyle puro, festivo como siempre pero tal vez más filosófico que nunca, y hasta podría decirse que toda la película es un tratado sobre el video-clip, sobre lo que este género necesita para calar hondo más allá del roce sensorial y efímero. Y lo que necesita es anclar en un grito. Si la estética del clip se caracteriza por dar autonomía a cada uno de sus componentes en un desfile óptico donde lo único que importa es el instante (así como a Aron, hasta hoy, sólo le interesaba el ahora), la caída en la grieta empuja al personaje -y al film todo- a trascender el efecto fugaz para asumir un pasado y un futuro, tejiendo un trayecto subjetivo que justifique la voluntad de resistir. En su omnipotencia, la cámara podrá danzar y ser a veces soga, a veces pájaro o a veces Dios, pero siempre regresará al hombre atrapado para auscultar sus palpitaciones. Hay que hacer de ese aventurero una persona como cualquiera de nosotros. Hay que respirar por él. Hay que prepararse para lo inconcebible.

Si dirigir es una mirada, montar es un latido de corazón”, decía Godard, y aquí Boyle hace honor a la máxima con este carnaval terracota de dolor, nostalgia, desesperación, ensayo y error. 127 horas es un barroco batido en donde una canción burbujeante de Bill Withers convive con un macabro Scooby-Doo y estampidas de cine catástrofe, todo barajado en una mente que delira pero lo hace con la materia de una cultura específica. No es un detalle frívolo que Aron fantasee con una publicidad de gaseosa, porque así es como la televisión ha formateado nuestra percepción de la sed, de allí que el director juegue con eso, evidenciando la irrelevancia de las marcas ante la agonía de un hombre que sólo necesita que el producto cumpla su función. Aron podrá alejarse de los otros pero no de lo visual. Un crítico cuestionó sus recuerdos familiares al etiquetarlos como “momentos Kodak”. ¿Acaso el realizador no podría sugerir que Aron ya no puede diferenciar la memoria personal de lo fabricado por la televisión? Todo esto forma parte de la sensibilidad del presente. Es lo que nos identifica y por eso Boyle lo respeta. Su obra celebra el pop siguiendo la voluntad originaria de esta escuela, que implica transfigurar el lugar común para volverlo objeto digno de apreciación estética. Pero así como vivimos saturados por las imágenes uniformadas de los medios masivos, sigue existiendo en el hombre una puerta para lo inesperado, para el redescubrimiento de los otros y de la naturaleza (la exterior y la del propio cuerpo). Aquí es cuando Boyle se vuelve romántico, con un romanticismo genuino, decimonónico, no en la vertiente infantilona de Slumdog Millionaire. Jamás se lo había visto al realizador tan convencido de la belleza del mundo.

¿Cómo pudo Ralston hacer lo que hizo? ¿Lo logró gracias a la fuerza de la mente? Difícil saberlo. Algo del orden de lo sublime debió haberse infiltrado para llevarlo hasta el límite. Lo cierto es que, paralizado y escondido en el desierto infinito, el héroe queda reducido a (casi) nada. Autosuficiente como era, seguramente siempre creyó que podría vencer a las montañas. Una roca y el destino lo reubican en su justa medida en su relación con la Tierra. Ahora el hombre sólo sufre y ruega por que pase ese cuervo que representa su única compañía, y por esos quince minutos de sol que tiene cada mañana. Conoció el amanecer de pequeño. Lo vio con su padre desde una cumbre, con el horizonte bajo su control. Y ahora él está allá abajo en la cueva, deseando que el astro se digne a darle unos rayos de calor. Pero ante la brutal indiferencia de la naturaleza, al hombre sólo le queda el sí mismo y los artificios que pueda crear junto con otros hombres. Cuando Aron se libera, la primera señal  humana que encuentra es un dibujo indígena en las paredes del cañón, frente al cual él sonríe aliviado, como si esas pinturas ancestrales lo hubieran estado esperando desde siempre para darle la bienvenida. Es que mientras el arte persista, no habrá posibilidad de una isla.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Comienza un nuevo Festival de Cine Alemán, en los complejos Village

Hoy comienza un nuevo Festival de Cine Alemán, una de las muestras más esperadas dentro del calendario cinéfilo porteño. Hasta miércoles 20 de septiembre, en las salas Village Recoleta y Village Caballito, se exhibirá una selección de las mejores producciones estrenadas en Alemania durante el último año, así como una muestra de cortometrajes  (“Next Generation”), una sección para toda la familia y una dedicada al género documental. En la tradicional función con música en vivo de un clásico del cine silente, la elegida este año es Varieté (1925), excelente película de Ewald A. Dupont (Alfred Hitchcock siempre la mencionó como una de sus películas preferidas).

Uno de los invitados a esta 17º edición del festival es Simon Verhoeven, director de Bienvenido a la casa de los Hartmann, la película más vista del año 2016 en Alemania. Dentro de la programación también podemos destacar Las manos de mi madre, de Florian Eichinger; Paula, de Christian Schwochow; El día más hermoso, de Florian David Fitz; y la última producción de Volker Schlöndorff, Regreso a Montauk.

Las funciones se realizan en los complejos Village Recoleta (Junín y Vicente López) y Village Caballito (Av. Rivadavia 5108). Para conocer todos los detalles sobre programación, horarios y venta de entradas, pueden visitar el sitio oficial del festival.

martes, 12 de septiembre de 2017

Ser buen alumno


"El aprender y el enseñar son actividades que se pueden hacer hasta el último suspiro. Incluso, la vida nos enseña a morir a cada instante, quieras o no. Hay que ser un buen alumno."

Julio Chávez

En una entrevista publicada hoy en el diario Página/12. (Ir al texto completo).

lunes, 11 de septiembre de 2017

Nueva edición del Festival CineMigrante, con entrada gratuita

Este martes 12 de septiembre comenzará una nueva edición del Festival de CineMigrante, una muestra que por octavo año consecutivo ofrece una selección de películas que aspiran a discutir y reflexionar sobre la movilidad humana en el mundo y los derechos de las personas migrantes. La muestra propone una programación con más de 70 películas provenientes más de 20 países del mundo, tres competencias (largos, medios y cortometrajes), tres secciones especiales y varias actividades y mesas de reflexión sobre la temática migrante. 

Todas las proyecciones que forman parte de la programación, las conferencias, mesas debates y encuentros tendrán entrada libre y gratuita. El festival se extenderá hasta el miércoles 20 de septiembre y tendrá como sedes al cine Gaumont, el Centro Cultural San Martín, el cine Cosmos, la Biblioteca Nacional, la Alianza Francesa y la Casa Nacional del Bicentenario.

Dentro de la Competencia de Largometrajes hay muchos títulos interesantes, entre los que podemos destacar los recientes trabajos de Avi Mograbi (Between fences, Israel/Francia), Pierre-Alain Meier (Adieu á l'Afrique, Suiza), Natalia Cabral (El sitio de los sitios, Rebública Dominicana), Tita  y Ernesto de Carvalho (Martirio, Brasil), Sylvain George (Paris est une Fete - Un film en 18 vagues, Francia), Tatiana Huezo (Tempestad, México) y Jakob Brossmann (Lampedusa in Winter, Austria/Italia/Suiza). 

La sección central de esta edición se titula “Las vidas negras importan” y se encuentra dividida en dos ejes. Un eje internacional denominado “Black lives matter. La construcción de la negritud”, que contará con una variada selección de películas documentales y de ficción entre los que sobresalen el film colombiano X500, de Juan Andrés Arango que habla de la juventud migrante, la violencia y la construcción de la identidad; el documental Generation revolution de Cassie Quarless y Usayd Younis (quienes estarán presentes en Argentina) que presenta a una nueva generación de activistas black & brown en Londres; Jackson, acerca de la práctica del aborto en la juventud afroamericana; la biopic Que Alá bendiga Francia, sobre la orígenes del rapero Abd al Malik, quien vendrá para acompañar las proyecciones del film; y  I'm not your negro, de Raoul Peck, basado en el manuscrito de James Baldwin que recorre la historia del movimiento afroamericano en los EE.UU.

El eje local de la sección, “Las vidas negras importan. La construcción de la villeritud”, se focalizará en la construcción del concepto desde el cine argentino, mostrando las emblemáticas películas Tiré dié, de Fernando Birri, y Crónica de un niño solo, de Leonardo Favio, a las que se suman Pibe chorro, de Andrea Testa, Umbral, de Claudio Perrin,  Guachines y Qué puede un cuerpo, de Cesar González.

Dentro de los invitados también hay que mencionar al cineasta norteamericano Billy Woodberry, que va a presentar una retrospectiva de su obra, donde no sólo se verán sus propias realizaciones sino importantes películas en las que él participó: Ashes & Embers, de Haile Gerima, donde Woodberry actúa, Red Hollywood, de Thom Andersen y Noël Burch, donde Woodberry es narrador, y Spirit of Rebellion: Black Cinema at UCLA, un documental que relata desde adentro las historias de los directores que formaron parte del Black Cinema.  

Para conocer más detalles sobre la programación sugiero visitar el muy completo sitio oficial del festival: www.cinemigrante.org

sábado, 2 de septiembre de 2017

En los bordes del poder


Por Lucrecia Martel*

"El deseo se va abriendo sus caminos como puede. Todo lo que nosotros hemos construido casi conspira contra el deseo, esa fuerza enloquecida. Lo que yo siento en común con las otras películas, que es lo que me interesa del mundo, son los personajes que están en los márgenes del poder, que no tienen el poder, son gente que está rasguñando los bordes el poder. O el mundo de las mujeres; lo que es fascinante de su mundo, y es una de sus virtudes, es cómo lograron armar su civilización mujeril en los márgenes del poder. Es muy fácil ver eso en la violencia de género. La violencia de los hombres es la incapacidad de manejar la frustración. En cambio nosotras estamos acostumbradísimas, si no se puede por aquí, nos vamos para el otro lado. Estamos muy acostumbradas a que por muchos lugares no se puede."

*Fragmento de una entrevista publicada en el diario La Nación (31/08/17). Ir al texto completo.

jueves, 24 de agosto de 2017

Vuelve la sala Leopoldo Lugones con "Grandes Clásicos del Cine Francés"

El martes de la semana pasada volvió a funcionar la emblemática Sala Leopoldo Lugones. Esperemos que esta vez sí, luego de tantas frustraciones, podamos disfrutar de este espacio como corresponde. Y la verdad es que el primer gran ciclo programado está a la altura de la tradición de la sala: este viernes 25 de agosto comienza la muestra "Grandes Clásicos restaurados del Cine Francés", integrada por 18 films recientemente restaurados en formato digital 4K -en muchos casos, a partir de sus negativos originales- y enviados especialmente desde París por el Institut Français para la Sala Lugones. Se trata de un estupendo recorrido por el mejor cine francés de todos los tiempos e incluye a la mayoría de sus cineastas fundamentales.

Las películas que integran el ciclo son las siguientes:

Viaje a la Luna (1902), de Georges Méliès
Cero en conducta (1933), de Jean Vigo
Día de fiesta (1949), de Jacques Tati
El desprecio (1963), de Jean-Luc Godard
Pierrot el loco (1965), de Jean-Luc Godard
Madame de... (1953), de Max Ophüls
L'inhumaine (1924), de Marcel L'Herbier
Sombras del paraíso (1945),de Marcel Carné
Los paraguas de Cherburgo (1964), de Jacques Demy
Los 400 golpes (1959), de François Truffaut
Los ojos sin rostro (1960), de Georges Franju
Pickpocket (1959), de Robert Bresson
La reina del hampa (1952), de Jacques Becker
El otro señor Klein (1976), de Joseph Losey
La gran ilusión (1973), de Jean Renoir
Pépé le Moko (1937), de Julien Duvivier
César y Rosalie (1972), de Claude Sautet
La marquesa de O. (1976), de Eric Rohmer


Las entradas podrán adquirirse personalmente con seis días de anticipación (incluyendo el día de la función) en las boleterías ubicadas en el Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). La entrada tiene un costo de 40 pesos (20 pesos para estudiantes y jubilados, presentando acreditación). Para más información sobre las películas y los horarios de la programación, consultar el sitio del Complejo Teatral San Martín.