jueves, 17 de septiembre de 2009

Convergencias

El mediólogo estadounidense Henry Jenkins examina la emergencia de nuevas formas de consumos culturales y colectivos.

Por Federico Kukso (fragmento) *

“ 'Henry Jenkins es el McLuhan del siglo XXI que he estado esperando', llegó a decir de él ni más ni menos que una eminencia cibercultural como Howard Rheingold, el máximo teórico en lo referente a redes sociales y multitudes inteligentes, a la hora de elogiar Convergence Culture: la cultura de la convergencia de los medios de comunicación (2006), uno de los libros de lectura obligatorio para toda persona –productor, espectador o prosumidor– que quiera comprender y no sólo ser bombardeado y aturdido por las tecnologías y medios digitales.

(…)


Acá, allá, en todas partes. Antes, la historia, el argumento de una película podía discurrir en diferentes plataformas. Por ejemplo, libros, cómics, figuritas, repeticiones televisivas a las dos de la madrugada. Pero en realidad se trataba de una misma historia dispersada como un gran eco. Ahora, en cambio, en la “época de la convergencia”, la película es sólo un fragmento de una historia mayor distribuida en libros, series, webisodios, DVD, videojuegos, videos online, juegos de realidad alternativa, wikis, dibujos animados, ad infinitum.

El ejemplo clásico es la saga de películas Matrix (que este año cumplió ¡una década!), un entretenimiento hecho y pensado en la era de la inteligencia colectiva. Es, por empezar, una narración transmediática–o narración sinérgica– que se extiende por varias plataformas; puertas de acceso a un universo mayor (inabarcable, hay que confesar), franquicias que exigen una vinculación emocional, una fidelización extrema.


Sólo los que se internaron en el juego The Matrix Online saben que el 26 de mayo de 2005 Morfeo fue eliminado mientras intentaba recuperar el cuerpo de Neo, arrebatado por las máquinas al final de Matrix Revolutions. O sea: un hecho crucial de la historia no ocurrió en la pantalla grande para un público masivo, sino en un videojuego para un público reducido.


Así, la llamada convergencia que repite una y otra vez este teórico de cara de abuelo más que un proceso tecnológico es un fenómeno cultural que produce que los “prosumidores” (consumidores, “activos mediáticos”, que abandonan su pasividad y producen contenidos, los mezclan, samplean, fusionan) se impliquen emocionalmente de otra manera, hagan suyas las historias, las incorporen a sus vidas y se rodeen de ellas".


* Artículo publicado en el diario Crítica (17-09-09). Ir al texto completo.

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