viernes, 21 de febrero de 2020

Serie recomendada: The Keepers


Sucedió en 1969, en la ciudad de Baltimore, en Maryland, Estados Unidos. En noviembre de ese año una joven monja fue declarada desaparecida y dos meses después fue hallada muerta, con el cuerpo congelado y mutilado, cerca de un vertedero en el sur de la ciudad. Hasta hacía poco ella había trabajado como docente en el instituto Arzobispo Keough, un colegio católico para señoritas. Ella sabía que en ese lugar pasaban cosas siniestras. Una alumna se había animado a contarlo. Y algo había que hacer al respecto.

Tienen que ver The Keepers, excelente miniserie documental original de Netflix, dirigida por Ryan White. No quiero revelar más detalles sobre el caso, aunque la sinopsis ya nos prepara para una historia desoladora. Lo es. Pero al mismo tiempo es la historia de una lucha que perdura y que tiene como motor a un grupo de mujeres aguerridas, unidas por el dolor y la búsqueda de justicia.


La compaginación narrativa es especialmente acertada en su ritmo: logra una delicada intimidad con los personajes y genera un inesperado suspenso al final de cada episodio, sin necesidad de apelar al sensacionalismo. Todas las entrevistas resultan interesantes, incluso aquellas que nos llevan hacia hipótesis algo apresuradas. Y hay tres protagonistas que concentran el corazón anímico del relato. Dos de ellas son señoras que hace años abrieron una página en Facebook para mantener vigente el caso. Ellas fueron alumnas de la hermana Cesnik y hoy están abocadas a averiguar qué pasó. La tercera protagonista de esta historia es una de las víctimas del capellán del instituto. También es una testigo clave. 

Si bien la investigación se despliega en una estructura arbolada que abre el conflicto hacia diferentes ramificaciones, The Keepers avanza sobre todo en dos aspectos: por un lado, la trama policial sobre la muerte de la monja junto a la revelación de los delitos cometidos por la Iglesia; por otro lado, la aproximación a las secuelas psicológicas que tallaron las vidas de las personas afectadas. ¿Por qué denunciar un abuso veinte años después? Hay causas que prescriben y son casi imposibles de probar. A veces solo existe la palabra de la víctima, y allí es cuando los poderes institucionales aparecen en bloque para silenciarla. 

No importa. De eso trata, precisamente: atravesar el horror para llegar a la orilla de las palabras. Decirlas, asumirlas, compartirlas, multiplicarlas. Porque hoy la Historia es otra. Ya no nos callan.
 
 
Por último, cuando vemos el material de archivo incluido en la miniserie, confirmamos una vez más el enorme valor que guardan los registros hogareños en Super8 o VHS, tanto en su vigor indicial como estético (la presencia invasiva del tracking, por ejemplo, se impone como la encantadora marca de una época). Uno se pregunta cómo se conservarán a futuro tantos videos o fotos que hoy capturamos frágilmente con el celular. Los realizadores de The Keepers demuestran que también son muy conscientes del vínculo fundamental que existe entre tecnología y memoria. 

1 comentario:

Néstor Stelluto dijo...

La vi el año pasado. Realmente es apasionante la serie, tan fascinante como tenebrosa !
No es habitual que una miniserie documental te cautive tanto.