jueves, 31 de marzo de 2016

Instrucciones

Por Luis Gruss*

Conservar la cabeza cuando todos la pierden. Confiar en uno cuando los demás dudan o callan. Esperar y soportar el acto de la espera. Saber que la mentira gana casi todas las carreras pero no participar de ella y combatirla hasta el fin. Ser odiado o despreciado pero no dar motivo para ello. Poder soñar sin dejarse ahogar por los sueños. Enfrentar el triunfo y el desastre dando el mismo trato a ambos impostores. Ser capaz de entender que la verdad enunciada sea distorsionada por infames para luego convertirla en una trampa ideal para incautos. Advertir que las cosas a las que unos cuantos consagraron la vida se rompieron y aun así tener paciencia y reconstruirlas con herramientas viejas y gastadas. Estar dispuestos a arriesgar una fortuna a cara o seca y perder y volver a empezar otra vez, y otra vez, y nunca decir ni una palabra sobre las pérdidas.

*Texto publicado en el blog Suspendelviaje.

lunes, 21 de marzo de 2016

Fracaso y sentido


Por Rafael Spregelburd* 

“A mí me divierte esa zona de cierto fracaso que queda en evidencia. La construcción de sentido casi siempre tiene que ver con el quiebre de una expectativa. Si uno promete un largo monólogo de un tipo que va a hablar de lingüística, es lógico que el otro piense que va a ser muy aburrido. Pero si ese espectáculo está minado con la posibilidad de que aparezca un poco de ópera china tradicional, un poco karaoke y un poco de aventuras a lo James Bond, la cosa cambia. Cuando el espectador no puede predecir el próximo movimiento, se produce un desgarro entre los dos polos opuestos de una dialéctica que no se puede resolver.”

*Fragmento de una entrevista publicada en el sitio de LosInrockuptibles. (Ir al texto completo).

La imagen pertenece a la obra "Apátrida".

sábado, 19 de marzo de 2016

Forjar otra estructura


“En el mundo de las escuelas está muy denostada la estructura clásica dramática y eso también ha generado muchos conflictos. Hay muchas películas que piensan que sin eso ya tienen algo. No es suficiente con renunciar a una estructura narrativa: es necesario tener otra estructura, proponer algo. Y hay gente que cree que poniéndose en las antípodas, renunciando a esta estructura clásica del desarrollo ya están en la zona de rebeldía de algo. Y no es así. Es más trabajo.”

Lucrecia Martel
Fragmento de una entrevista publicada en la revista digital LaFuga.

En la imagen: La mujer sin cabeza, una película infinita.

viernes, 18 de marzo de 2016

Colores


"Let's just enjoy the dusk".

Martha (Dorothy Jordans), 
en The Searchers, de John Ford

jueves, 17 de marzo de 2016

Apertura


En la persecución de un continente hundido: buscar cobijos aunque haya trincheras entre los cuerpos.

No hay islas que salvaguarden: en cada fuga hay reaparecidos que nos encuentran.

Unir ese desconsuelo: raspar los vértices de las esquinas/ fecundar otro horizonte/ reparar lo que se desangra en la orilla del mundo.

En esta estancia hurtada al exilio/ vivir vuelve a ser posible. El pequeño resplandor que atraviesa una grieta abre un porvenir sin conquista

–inventa lo inédito.

Arturo Borra
("Apertura")

La imagen pertenece a El Tesoro (Comoara), extraordinario film de Corneliu Porumboiu pronto a estrenarse. Una de las grandes películas del año.

lunes, 14 de marzo de 2016

Vivir en estado de película


 Por José Luis Garci*

- ¿Qué es vivir en estado de película?

- Eso viene de que te has pasado demasiadas horas viviendo otra “realidad”, o lo que es igual: tener una vida de repuesto. Los cinéfilos de ahora, cinéfilos del dvd, no sé cómo son, pero te puedo asegurar que para los de antes hubo películas que fueron como las mujeres de tu vida, o como un partido de fútbol o un combate de boxeo inolvidables, o como el libro o la canción que marcaron parte de tu personalidad... Es difícil de explicar, y de entender, pero el cine fue algo que iba mucho más allá de vender el diccionario de Latín o de Griego para fisgonear en la tetas de Terry Moore o en los muslos de Julia Adams...

*Fragmento de una “autoentrevista” publicada en el libro Garci, entrevistas. VV.AA. (Notorious Ediciones, 2010).

La imagen pertenece al film You're the one (una historia de entonces), dirigido por José Luis Garci.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Dos o tres cosas sobre "Bates Motel"

Caso curioso el de Bates Motel. Cuanto más se acerca Norman (Freddie Highmore) al mito creado por Hitchcock, menos atractivo se vuelve el relato. Hoy, recién iniciada la cuarta temporada, Norman se convirtió en caricatura, un adolescente mecánicamente enajenado en el pico de un Edipo colosal, adepto al cross-dressing y a la sonrisa aviesa, vaciado de todos los matices y sorpresas que el personaje supo ofrecer durante las dos primeras temporadas de la serie, cuando uno todavía se preguntaba si sería posible para él alguna chance mínima de salvación, algún camino alternativo a la inevitable psicosis criminal. Pues no. Norman ya está abiertamente loco y ahora el asunto es ver cómo hace la madre (Vera Farmiga, arrolladora como siempre) para meterlo en un psiquiátrico que luzca más o menos, digamos, "decente".

El guión de Bates Motel nunca pretendió conquistarnos desde la sutileza. Todos o casi todos los habitantes de esta ficción están enfermos de una u otra manera. O son canallas desatados o son salvajes irredimibles o están profundamente heridos. Y todo se precipita continuamente. No hay respiro ni hay tiempo para el extrañamiento. No hay ley alguna que sea respetada en este mundo huérfano de racionalidad, por eso las normas ni siquiera corren para la propia congruencia de la trama, de allí que Bates Motel no pueda ser otra cosa que un gran delirio, un desbocado cuento de suspenso con personajes que saltan de brote en brote sin tantear jamás la posibilidad de un límite. La visión de la serie puede resultar muy divertida por momentos, si uno acepta la volubilidad de los conflictos narrados. Pero luego de tres temporadas debemos reconocer que si todo quedara sólo librado a la arbitrariedad de la demencia generalizada sería muy difícil sostener el interés por el destino de los personajes. Lo que permite que Bates Motel aún tenga un pulso estimulante es ese corazón llamado Dylan (Max Thieriot), el hermano mayor de Norman. Sin él no habría anclaje para el drama, no habría diferencia ni sentido.

Hijo de una relación anterior de mamá Bates, Dylan es el medio hermano del protagonista. Apareció al comienzo de la historia y no fue fácil asimilar su rol, porque al principio se nos imponía como un personaje poco confiable, un artificio de guión colocado para rellenar los episodios con subtramas vinculadas al narcotráfico y otros delitos afines. Sin embargo, con el tiempo Dylan demostró ser el único que le prestaba verdadera atención al sufrimiento de Norman. Dylan es puro desamparo. Porta el cuerpo de un hombre robusto pero sus ojos chiquitos y tristes parecen detenidos en la niñez. Para él, la violencia no es un goce, es tan sólo el último recurso. Todo lo que desea es sentir el abrigo de una familia, un hogar genuino, aunque a la vez no puede convivir con su madre y su hermano porque sabe que debe escaparle a la locura. Pero la soledad es más fuerte, siempre lo es, y la paradoja es que la soledad también conduce a la locura. ¿Cómo hacer? En la nueva temporada, Dylan tiene la esperanza de iniciar una vida quizás más sana con la hermosa Emma (Olivia Cooke). Ellos son las únicas almas nobles dentro de un paisaje infernal. Cuesta pensar que lo logren cuando se adivina que a la larga ganará el mal, pero lo cierto es que en la serie hoy nos importan ellos y nadie más.

martes, 8 de marzo de 2016

Después de toda una vida...

 
Y ya no importa el pálpito
de un interrogante,
ya no importa absolutamente nada.
Porque es ahora, frente a mí, desde mí,
cuando entiendo
que importan tan poco
los principios
como los finales.

Lucía Boscá  
(Fragmento del poema "Es sobre todo ahora") 

La imagen pertenece a 45 Years, excelente film dirigido por Andrew Haigh, con un impecable trabajo de Charlotte Rampling.  

viernes, 4 de marzo de 2016

"Rescates": Clásicos argentinos restaurados, por INCAA TV

¡Por fin! Lo estábamos esperando: INCAA TV va a emitir una serie de grandes películas argentina restauradas que en los últimos años se han proyectado en festivales de cine y en otros espacios cinéfilos gracias al Programa INCAA TV de Recuperación del Patrimonio Audiovisual. El nuevo ciclo, titulado “Rescates”, será conducido por el investigador y coleccionista Fernando Martín Peña, quien llega a la pantalla del canal para fomentar la divulgación y apreciación de estos excelentes clásicos hoy restaurados en copias con muy buena calidad de imagen y sonido.

ATENCIÓN:  se había anunciado que este ciclo se emitiría todos los domingos de marzo, pero acaban de informar un cambio en la programación. "Rescates" podrá verse desde hoy y durante todos los días de esta semana, a las 20.


Domingo 6 y lunes 7:
Ambición, de Adelqui Millar (1939)

En el barrio parisino de Montparnasse, unos artistas argentinos viven su vida bohemia y esperan alcanzar la gloria. En la carrera desenfrenada por el éxito, la ambición devora a uno de ellos y lo lleva a abandonar un gran amor. 

Martes 8: 
Sección desaparecidos, de Pierre Chenal (1958)
Mientras intenta librarse de su pasado, un ex convicto se enamora de una corista y finge su propia muerte por temor a su perversa esposa. Pero ese pasado que intenta dejar atrás se resiste y se torna algo terrible para él. Estreno exclusivo de INCAA TV.

Miércoles 9:
Safo, historia de una pasión, de Carlos Hugo Christensen (1943)

Raúl abandona su pueblo para ganarse un lugar en la selecta sociedad porteña. Cuando está a punto de lograrlo, en su camino se cruza una mujer que toma las riendas de su vida. Entre el bien y el mal, intentará librarse de las garras de la perdición que amenazan todos sus sueños de provincia. 

Jueves 10:
La dama duende, de Luis Saslavsky (1945)

El film narra una historia ambientada en el siglo XVII en la que una mujer se convierte en duende para cautivar a un capitán español. Así sortea la vigilancia que ejercen sobre ella sus hermanos varones. Una deliciosa comedia basada en la obra homónima de Pedro Calderón de la Barca. 

Más información en el sitio de INCAA TV.