miércoles, 1 de enero de 2014

Año Nuevo con Zizek


Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2013

The Pervert's Guide to Ideology (Reino Unido/Irlanda, 2012)
Dirección: Sophie Fiennes
Sección: Foco "El mundo en cuestión: atravesados por la ideología"

1. Zizek juega. Habla de La novicia rebelde mientras él se calza una sotana. Comenta Titanic y se hunde en el mar helado como Leonardo Di Caprio. O se acuesta sobre el sucio colchón de Travis Bickle y elige quedarse ahí charlando por un largo rato, hasta que la cama se convierte en diván. Pensar el mundo a través del cine: la mejor terapia. Esta película sigue la línea de la genial The Pervert’s Guide to Cinema, sólo que aquí el psicoanalista también aborda la publicidad, la música y la actualidad política, siempre con esa extraña resonancia marcial que impone su incomparable dicción. Zizek es un maestro didáctico, generoso y divertido, pero al mismo tiempo se muestra como un amigo inclemente que insiste con la contudencia del ahora o nunca, porque quiere despertarnos y convencernos. Zizek es, ante todo, un militante.

2. Zizek piensa la violencia. Analiza, por ejemplo, las protestas y saqueos en Londres en agosto de 2011, y dice: “No podemos condenar estas revueltas sólo como delincuencia vandálica. Hay que ver cómo viven estas personas. En guetos prácticamente, en comunidades aisladas, sin vida familiar apropiada, ni educación, ni siquiera tienen perspectiva de un trabajo normal. Pero esto no es suficiente, porque el hombre no es simplemente un producto de las circunstancias objetivas. Todos tenemos un margen de libertad para decidir cómo subjetivizamos estas circunstancias objetivas que sin dudas nos determinan. ¿Cómo reaccionamos frente a esto construyendo nuestro universo propio?”. Una y mil veces, una sola palabra retumba en nuestras cabezas: educación. Y Zizek continúa: “Si escuchamos atentamente las declaraciones del Primer Ministro David Cameron, su idea es algo así: Ok, agreden a la gente, queman casas, pero lo verdaderamente horrible es que se estaban llevando las cosas sin pagarlas, ¿no? A su manera, Cameron tenía razón. No había justificación ideológica. Estamos ante la reacción de gente totalmente atrapada en la ideología dominante, pero que no tiene forma de realizar lo que la ideología exige de ellos. Es una especie de impulso salvaje en el interior de este espacio ideológico del consumo. Incluso si tratamos con lo que aparenta ser la brutalidad no ideológica (“sólo quiero quemar casas y llevarme cosas”), estamos ante el resultado de una constelación social e ideológica específica, en donde la gran ideología que promueve justicia, igualdad, etcétera, se desintegra, y donde la única ideología que funciona es el consumismo puro, y así no es de extrañar que se consiga alguna forma de protesta. Todo impulso violento es señal de algo que no puede expresarse en palabras, incluso la violencia más brutal es la representación de cierto punto muerto simbólico.” Este segmento del film termina con imágenes de archivo de un noticiero, tomadas desde un helicóptero, que muestran cómo un grupo de jovenes saltaban de techo en techo por las casas de la ciudad. 


3. Acudo ahora a la socióloga Maristella Svampa (1), en un artículo alusivo a los hechos violentos ocurridos en el país hace unas semanas: “En el marco de una sociedad cada vez más marcada por la brecha social y espacial, los saqueos dan cuenta de un esquema perverso, cuyo carácter recursivo conlleva aristas muy peligrosas. Del lado de los sectores más pobres y segregados los saqueos permiten que, cada tanto, éstos salten el muro y puedan arrebatar algo de los bienes prometidos por esta sociedad, sin importar si esto afecta a un pobre comerciante (guerra entre pobres) o a un rico propietario (guerra de clases). Del lado de los sectores medios y acomodados afectados potencia los sentimientos más oscuros y primarios, los prejuicios y la acción racistas y clasistas." Los muros se saltan literalmente, pero no hay cambios estructurales ni hay margen para la construcción de una verdadera subjetividad crítica.

4. Zizek piensa la revolución. Menciona las manifestaciones masivas en Wall Street, en Grecia, en Egipto. Quizás no representen LA revolución, pero son la prueba de una energía. Y mientras el montaje desliza fugazmente una imagen del Che, Zizek nos recuerda que “donde quiera que nos involucremos en políticas emancipatorias radicales, nunca debemos olvidar, como Walter Benjamin dijo hace casi un siglo, que toda revolución, si es una revolución auténtica, no sólo se dirige al futuro, sino que también redime las revoluciones fracasadas anteriores. Todos los fantasmas, es decir, los muertos vivientes de todas las pasadas revoluciones que dan vueltas insatisfechos, por fin encontrarán su hogar en la nueva libertad.”

5. “El primer paso a la libertad no es cambiar la realidad para que encaje en nuestros sueños, sino cambiar el modo en que soñamos”, asegura Zizek. Y lo que soñamos es producto de la ideología, tomando la ideología en tanto "matriz generativa que regula la relación entre lo visible y lo no visible, entre lo imaginable y lo no imaginable”. ¿Podemos hoy pensar otra cosa? ¿Somos capaces todavía de extender el campo de lo posible? Zizek (2) lo ve complicado, ya que hoy “nadie considera seriamente alternativas posibles al capitalismo, mientras que la imaginación popular es perseguida por las visiones del inminente 'colapso de la naturaleza', del cese de toda la vida en la Tierra: parece más fácil imaginar el 'fin del mundo' que un cambio mucho más modesto en el modo de producción, como si el capitalismo liberal fuera lo real que de algún modo sobrevivirá, incluso bajo una catástrofe ecológica global.” 

6. Pero Zizek juega, decía al comienzo. Sin relativizar nunca el núcleo trágico de los temas tratados en el film, Zizek básicamente nos dice, a partir de su profundo amor por el cine, que el único camino es pensar y crecer desde el arte. Jugando, como querían los románticos. Por eso, para redondear esta recopilación de ideas, quería recordar a Schiller (3) cuando explicaba que “se ha producido una separación entre el disfrute y el trabajo, el medio y el fin, el esfuerzo y la retribución. El hombre, eternamente atado a un fragmento particular del todo, se forma sólo como un fragmento; eternamente con el ruido monótono de la rueda que él mueve, nunca desarrolla la armonía de su esencia y, en lugar de expresar la humanidad en su naturaleza, se convierte en una mera copia de su trabajo”. 

Gracias por haber llegado hasta acá. Arranca un nuevo año y necesitaba compartir estas inquietudes a través de las lúcidas voces de estos pensadores. La película de Zizek, por supuesto, es muchísimo más rica de lo que elegí esbozar en este texto. The Pervert's Guide to Ideology se proyectó en el último Festival de Mar del Plata y ya puede conseguirse en Internet. No se la pierdan. Y para terminar, siguiendo con la concepción de Schiller, copio a continuación unas líneas de Rüdiger Safranski (4), una síntesis exquisita para entender por qué la experiencia del arte resulta imprescindible para la vida: 

“El juego del arte anima al hombre a jugar con todas sus fuerzas, con la razón, el sentimiento, la imaginación, el recuerdo y la esperanza. Este juego libre redime las limitaciones basadas en la división del trabajo. Permite al individuo, que sufre por su astillamiento, convertirse en un todo, en una totalidad en pequeño, aunque sólo sea en el instante y en el ámbito limitados al arte. En el disfrute de lo bello el hombre disfruta por anticipado de una plenitud que todavía está por llegar en la vida práctica y en el mundo histórico.”

Citas: 
1- Svampa, Maristella. Artículo publicado en la Revista Ñ de Clarín (14/12/13). Ir al texto completo.
2- Zizek, Slavoj. “El espectro de la ideología”, en el libro Ideología, un mapa de la cuestión. Zizek, Slavoj (compilador). Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2008.
3-Schiller, Friedrich citado por Safranski, Rüdiger, en Romanticismo, una odisea del espíritu alemán. Ed. Tusquets, Buenos Aires, 2012.
4-Safranski, Rüdiger, en Romanticismo, una odisea del espíritu alemán 

Todos los demás textos de Zizek fueron tomados de la película.
 

2 comentarios:

razondelgusto dijo...

Sí, Caro, llegué hasta el final, claro. Muy pensativa por todas estas ideas que me dan vuelta en la cabeza.
Me quedo sobretodo con esta frase terrible y verdadera:
"...parece más fácil imaginar el 'fin del mundo' que un cambio mucho más modesto en el modo de producción, como si el capitalismo liberal fuera lo real que de algún modo sobrevivirá, incluso bajo una catástrofe ecológica global."
Mientras tanto, aunque parezca una loca, seguiré apagando luces, seguiré usando el aire acondicionado solo cuando sea imprescindible y a 24 grados, seguiré comprando cuanto pueda en los negocios del barrio. Sé que no bastan las iniciativas personales, entiendo perfectamente esta hermosa manera de ver la revolución. Pero si David venció a Goliat, quizás los que nos vamos dando cuenta de que tener no es poder y mucho menos ser, podamos lograr un cambio. O por lo menos cuando llegue el último día poder decir "quién nos quita lo bailado".
Sigo apostando al hombre, a la belleza, al espíritu, al arte.
Allí nos encontraremos.
Un abrazo grande.

Caro dijo...

Lili,

Gracias por el comentario. Y lo que vos mencionás en cuanto a tus elecciones cotidianas, se aplican a lo que propone Zizek cuando dice que hay que volver a medir la escala del cambio que esperamos. Sin dudas se trata de empezar por casa. Personalmente creo que cualquier emancipación es imposible si no logramos reconstruir el respeto, el registro del otro.

Zizek dice, de alguna manera, que resulta absurdo aspirar a un cambio que de un día para el otro traiga justicia e igualdad. Esa es la idealización que impone la ideología justamente porque sabe que mientras se sostenga como Idea abstracta jamás se cumplirá. Por eso, se trata de cambiar los sueños, reconfigurarlos para hacerlos posibles, más MODESTOS, para usar una palabra de Zizek. Pero de lo particular tienen que llegar a ser colectivos, necesariamente.

Un abrazo.