domingo, 30 de octubre de 2011

Win - Win, de Thomas McCarthy


Algo retumba con metálica persistencia. Es una caldera ubicada en el sótano de la oficina de Mike (Paul Giamatti). Hay que arreglarla o reemplazarla porque en cualquier momento va a explotar, arruinando todas las cajas con archivos que abarrotan el lugar. Pero ahora no se puede, no hay dinero. Lo atamos con alambre y Dios dirá. Habrá que acostumbrarse a ese ruido insoportable, recordatorio de aquello que cotidianamente falla en nuestro entorno y que aun así debemos postergar para atender otras prioridades.
No puede decirse que a Mike la crisis económica lo haya sorprendido. Se nota que es de esos tipos que la pelearon duro toda la vida. Sin embargo, hoy, al cuerpo y a la mente les cuesta mucho más subir la pendiente, por eso se terminan tomando decisiones que tiempo atrás hubiesen sido inconcebibles. Y de repente, aunque no azarosamente, aparece ese otro que viene a desbaratar la rutina obligándonos a reacomodar todas las fichas de nuestro tablero de preconceptos y actitudes automatizadas.

Sólo se trata de convivir: ésa es la historia que viene narrando Thomas McCarthy desde su primer film. En aquella película, The Station Agent, un conmovedor Peter Dinklage pretendía volverse ermitaño para constatar que esa meta era imposible, porque había otros seres muy cerca suyo, igual de solos, que le entregaban genuinamente un afecto irrevocable. Luego llegó The Visitor, una de las películas más bellas de los últimos años, un elegante manifiesto político en el que Richard Jenkins descubría al mismo tiempo la felicidad de un amor maduro y la humillación producto de la persecución racial (o “antiterrorista”, si prefieren ese término diplomático). En su tercer trabajo, Win-Win, McCarthy potencia la veta humorística aunque sin relativizar en ningún grado la plataforma dolorosa y urgente.

Aquí otra vez el relato impone una convivencia que no estaba en los planes de nadie y que se asume, en principio, con malestar y confusión, hasta que el prejuicio cede y los hechos confirman que el otro no es un enemigo. Resulta absurdo aclarar esta evidencia, pero en un mundo al revés parecería ser necesario forzar la cercanía física, el cuerpo a cuerpo, para por fin observar y comprender al otro en su real dimensión. Las películas de McCarthy ponen la lupa justo ahí, en ese cruce inesperado, para revelar hasta qué punto el más imperceptible gesto solidario puede transformar completamente una existencia.

Cuando se estrenó The Visitor, algunos críticos le reprocharon la excesiva candidez con la que eran retratados los personajes, como si todos fueran “casi ángeles” en medio de un paisaje oscuro. Es raro lo que ocurre: en nuestra demanda de verosimilitud a veces acabamos exigiendo una cuota básica de cinismo a películas que nunca tuvieron esa aspiración. Lo que me pregunto es por qué es tan difícil aceptar que en el planeta real -y por ende, en la ficción- es posible encontrarse con buenas personas. En Win-Win, más allá de todos los errores (sanamente humanos), los protagonistas son buena gente, gente que se hace querer de verdad, y eso es algo que el director transmite con particular talento. Por eso ese estallido que metafóricamente se anuncia al comienzo del film nunca llega a consumarse como tal. Hay decepción, hay angustia, hay tristeza, pero no hay espacio para el odio radical. No vale la pena.    


Win - Win (EE. UU., 2011)
Estrenada en dvd con el título Ganar – Ganar.
Dirección: Thomas McCarthy
Guión: Thomas McCarthy
Intérpretes: Paul Giamatti, Amy Ryan, Jeffrey Tambor, Melanie Lynskey, Bobby Cannavale
Editada por el sello Fox.

viernes, 28 de octubre de 2011

Un corto extraordinario

“Lo que nos hace ver el mundo es también lo que nos impide verlo, nuestra ideología.”

Régis Debray



Sólo lleva seis minutos ver unos de los cortometrajes más notables de los últimos años. Se llama El empleo y es una creación de Santiago Bou Grasso. Aquí está el link a YouTube.

jueves, 27 de octubre de 2011

Sujetos

Por José Pablo Feinman *

Los medios de comunicación colonizan las subjetividades y crean una totalidad informativa tan abrumante que aniquila toda verdad. No hay verdad, hay informaciones. Pero tenemos que creer en medio de todo este aquelarre de imposibilidades, que el hombre está vivo. Está vivo para torturar, para someter, para conquistar y, arduamente, para rebelarse. Y es cierto que nadie puede fundamentar una ética porque no podemos en medio de tantas diferencias y prácticas enfrentadas establecer valores universales. Pero tiene que haber éticas zonales, verdades zonales. Tiene que haber «algo» que me permita decir que Bush es un terrorista. Que Bin Laden otro. Que son malas personas, malos tipos. Que están por la muerte. Y nosotros -o, al menos, unas cuantas personas que conozco- estamos por la vida. Si eso no es así, si eso no es posible, entonces seamos pasivos observadores de la destrucción, del sometimiento y esperemos sin esperanza alguna el día del Gran Tsunami. Porque hacia allí nos llevan. “El hombre que se rebela es inexplicable”, dijo el mejor Foucault, el de Irán, el que se conmovió con la sublevación de “las manos vacías”. Puede ser. Ante los condicionamientos feroces del lenguaje, de la etnología, del inconsciente, de la semiología, de la lingüística, de la estructura, del positivismo lógico, del ser heideggeriano y del pensamiento estratégico sin sujeto, es posible que toda rebelión se haya tornado inexplicable. Seamos inexplicables.

* Fragmento del libro La filosofía y el barro de la historia. (Ed. Planeta)

miércoles, 26 de octubre de 2011

Canción


Ese corazón cabía en un zapato
y era abierto como un cuaderno abierto,
con garabatos restas y sustantivos propios.
Por ese corazón es que yo canto.

Ese corazón subía los techos a besar goteras,
después creció y aunque pasó de grado
no tuvo bicicleta ni entradas para el circo.
Por ese corazón es que yo canto.

Ese corazón golpeaba fiero en las camisas
tendidas en las sogas de los patios
y apuntó con canciones de esperanza.
Por ese corazón es que yo canto.

Ese corazón subía los techos.
Ese corazón cabía en un zapato.
Ese corazón estaba abierto, incluso,
sábados y domingos y feriados. 

Jorge Boccanera

La imagen es de la película Medianeras, de Gustavo Taretto.

La idea de este post pertenece al lector Daniel Rufach.

lunes, 24 de octubre de 2011

4 días en Guantánamo, en la sala Lugones


"Cuando vi a mi cliente, un niño encadenado al piso -y nunca lo vi de otra forma que no fuera encadenado al piso-, cuando me reuní con él en esa celda, Omar no había hablado con nadie durante meses". Lo dice Dennis Edney, abogado a cargo de un caso desolador, uno de los tantos casos de oprobio que existen en el mundo, una historia fuera de lo común y a la vez -tristemente- tan sólo una pincelada más en el nutrido mural de crímenes  que sin pudor siguen pintando los jerarcas del Imperio. Nos referimos  al involuntario protagonista de A Ud. no le gusta la verdad: 4 días en Guantánamo: Omar Khadr, joven canadiense que está preso allí desde 2002.
En plena “guerra contra el terrorismo”, Khadr fue detenido en Afganistán, cuando tenía 15 años, acusado de matar a un soldado norteamericano.  “Era como un pajarito herido, estaba ciego de un ojo, no podía ver del otro y tenía todo el cuerpo severamente lesionado. No podía creer que los estadounidenses pudieran encerrar a chicos en un lugar como Guantánamo”, continúa el abogado. Hubo condena, aunque eso no significa que haya existido una verdad. La verdad no gusta, no sirve, no interesa. Justamente por eso, hay que ver este documental.

Dirigido por Patricio Henríquez y Luc Côté, el film narra el drama de Omar y se concentra en los hechos que él padeció durante cuatro jornadas en las que fue interrogado por un equipo de la “policía secreta canadiense” (uso comillas al citar la gacetilla de prensa porque hay términos que casi parecen eufemismos, más aun luego de ver la película, que nos hace dudar de todos). Esos momentos de extrema tensión fueron capturados por una cámara de vigilancia cuyo registro constituye la fuente visual central de este film. Son imágenes dañadas, esquivas, quizás distantes, pero de una contundencia inapelable. Y no se asusten porque no hay violencia física explícita (por decirlo de alguna manera, ya que en definitiva la violencia es tan ubicua com visceral). Los verdugos de esta historia son ante todo grandes simuladores especialistas en la trampa verbal y la performance cínica.

Luego de presentarse en la reciente edición DocBuenosAires, la película se proyectará durante seis días consecutivos en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av.  Corrientes 1530). El film podrá verse desde el martes 25 al domingo 30 de octubre en diversos horarios: 14.30, 17, 19.30 y 22.


* Las declaraciones de Dennis Edney pertenecen a una entrevista publicada por la agencia Télam (18/10/11).

jueves, 20 de octubre de 2011

Madrigal


Heredé un bosque sombrío donde rara vez voy.  Mas llegará un día en que los muertos y los vivos cambien de lugar. Entonces, el bosque se pondrá en movimiento. No estamos sin esperanzas. Los crímenes más difíciles continúan sin aclarar a pesar de los esfuerzos de muchos policías. Del mismo modo, hay en nuestra vida un gran amor sin aclarar. Heredé un bosque sombrío pero hoy yo camino en otro bosque, el luminoso. ¡Todas las criaturas que cantan, serpentean, mueven la cola y se arrastran! Es primavera y el aire es muy fuerte. Tengo un diploma de la universidad del olvido y estoy tan vacío como la camisa que se seca en el cordel. 

Tomas Tranströmer

En la imagen, la detective Linden (Mireille Einos) en la serie de televisión The Killing, uno de los hallazgos del año.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Fisura


"Cuando ya no se cree en el amor, aún se puede amar, igual que se puede combatir sin convicciones. Sin embargo, en uno y en otro caso algo se ha roto. Un edificio en el que la fisura equivale al estilo."

E. M. Cioran
(Cuadernos, 1957-1972)

En la imagen: Jeanne Moreau en La notte, de Michelangelo Antonioni.

jueves, 13 de octubre de 2011

Comienza el DocBuenosAires

  

Hoy arranca el DocBuenosAires, la excelente muestra de cine documental que ya lleva once ediciones y que siempre permite conocer grandes películas a las que sería muy difícil acceder si no fuera por este este ciclo que cada primavera exalta la cartelera porteña. Desde hoy y hasta el sábado 22 de octubre se proyectarán diversos films en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) y en la Alianza Francesa (Av. Córdoba 946, aquí las entradas son gratuitas).

Dentro de la programación quisiera destacar algunos nombres. En principio, la retrospectiva “Alexander Sokurov, páginas ocultas”, que presenta un foco con quince films del cineasta, muchos de ellos inéditos en Argentina. La selección reúne varias de sus “elegías”, una forma poética con la que Sokurov viene trabajando desde sus primeros comienzos. En otro de los focos se podrán ver cuatro títulos de François Caillat, documentalista francés que lleva veinte años de carrera pero tiene una obra poco conocida (Caillat es una de las visitas de esta edición del Doc). El país galo también estará presente con una sección que exhibirá diversas películas bajo el nombre "Punto de fuga", con films a tener en cuenta como Entrada de personal y Polvo de América.

La sección "Proyecciones especiales" incluye algunos de los nombres más atractivos de la muestra, como Genpin, lo nuevo de la prestigiosa cineasta japonesa Naomi Kawase; una curiosa Correspondencia Jonas Mekas-J. L. Guerín (foto), que se anuncia como un intercambio fílmico-epistolar; Ejercicios de desaparición, del belga Claudio Pazienza; Ni Alá ni amo, en donde la realizadora Nadia El Fani narra las recientes revueltas en Túnez; y el esperado film que abre oficialmente la sección: A Ud. no le gusta la verdad: 4 días en Guantánamo. Este documental de Patricio Henríquez y Luc Côté, construido a partir de un material desclasificado hace poco, expone los métodos de coerción y tormento practicados en la prisión estadounidense, ajena a cualquier jurisdicción internacional. Los mismos realizadores presentarán la película y además hoy a las 22.30 participarán de una mesa sobre cine y derechos humanos (sala Lugones).

Por supuesto, hay muchísimo más. Para ver los detalles de la programación y las actividades paralelas les recomiendo visitar la web del DocBuenos Aires. La oferta es amplia y el tiempo es escaso, así que será cuestión de armarse un lugarcito en la rutina. Es muy raro que un buen documental defraude las expectativas, y este ciclo siempre tiene una notable selección. Nos vemos ahí.

Links:
Alianza Francesa

martes, 11 de octubre de 2011

Alucinaciones cósmicas


Por Federico Fellini *
“Cuando los otros días tuve la sensación de morirme, los objetos ya no eran antropomórficos. El teléfono, que siempre parece una inmensa araña gorda y rara, o un guante de boxeo, era sólo un teléfono.  Pero no, ni siquiera es así, no era nada; es difícil decirlo: no sabía qué era porque incluso los conceptos de volumen, color y perspectiva son un modo de entenderse con la realidad, una serie de símbolos para definirla, un mapa, un abecedario oficial utilizable por todos, y era precisamente esta relación intelectual con las cosas lo que de golpe me faltaba.


Como aquella vez en que para complacer a unos médicos amigos que estaban estudiando los efectos del LSD acepté hacer de cobayo y me tomé medio vaso de agua donde habían echado una parte infinitesimal de un miligramo de ácido lisérgico. Aquella vez tampoco la realidad de los objetos, de los colores y de la luz tenía algún sentido conocido. Las cosas eran ellas mismas, sumidas en una gran paz luminosa y aterrorizadora.


En momentos como esos las cosas no te pesan; no empapas todo con tu persona como si fueras una ameba. Las cosas se vuelven inocentes  porque te quitas del medio de ti mismo; una experiencia virginal, como la que pudo haber tenido el primer hombre, los valles, los campos, el mar. 


Un mundo inmaculado palpitante de luz y de colores vivos en todas las cosas; ya no estás separado de ellas, eres como esa nube vertiginosamente alta en medio del cielo, y también el azul del cielo eres tú,  y el rojo de los geranios en el alféizar de la ventana, y las hojas, y la trémula trama del tejido de una cortina. Y esa banqueta que está delante de ti, ¿qué es? Ya no sabes darle nombre a esas líneas, a esa sustancia, a ese dibujo que vibra ondulante en el aire, pero no te importa, eres feliz así.”
* Fragmento de su libro Hacer una película (Ed. Perfil).


Las imágenes pertenecen a la película El árbol de la vida (The tree of life), de Terrence Malick, un film-experiencia que merece sentirse en una sala de cine.

sábado, 8 de octubre de 2011

Hay alargue


“Me planteo qué sentido tiene seguir desarrollando tecnología para vivir más años en una sociedad que siente un enorme rechazo por los viejos. Los jóvenes que trabajan en los laboratorios y que convocan al periodismo científico para exponer sus innovaciones no quieren morir... ¡pero tampoco quieren llegar a viejos! ¿Cómo se resuelve esa contradicción? Hay una perversión en alargar la vida y, al mismo tiempo, despreciar a los viejos. Pensemos: ¿adónde puede ir a divertirse una persona mayor? ¿Adónde puede ir sin que le digan "viejo verde" o le critiquen cómo se viste?”

Esther Díaz
En una entrevista publicada en la revista ADN Cultura, del diario La Nación (7/10/11). Ir al texto completo.

La imagen pertenece al film About Schmidt, dirigido por Alexander Payne.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Las primeras miradas


Nadie sabe en qué noche de octubre solitario,
de fatigados duendes que ya no ocurren,
puede inmolarse la perdida infancia
junto a recuerdos que se están haciendo.

Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,
escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,
en el pecho, en los muslos impacientes
sentir cómo los labios se desprenden
de verbos maravillosos y descuidados,
de cifras defendidas en el aire muerto,
y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas
y desde ya cansadas se conjuran
para impedirnos el único fantasma de veras.

Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos,
un sitio donde asir la larga soledad
con los primeros ojos, sin gastar
las primeras miradas,
y si quedan maltrechas de significados,
de cáscara de ideales, de purezas inmundas,
cómo encontrar un río con los primeros pasos,
un río -para lavarlos- que las lleve.

Mario Benedetti

En la imagen: el inaprensible Matteo (Alessio Boni), en el film La mejor juventud (La meglio gioventù), de Marco Tullio Giordana.