jueves, 30 de septiembre de 2010

Comunicado - Documentalistas Argentinos

¡Basta de horror rati!

Ante las gravísimas amenazas sufridas por un testigo del documental recientemente estrenado Rati Horror Show, dirigido por Enrique Piñeyro, los documentalistas argentinos agrupados en DOCA expresamos nuestra solidaridad, nos ponemos a disposición ante cualquier necesidad, y exigimos el inmediato esclarecimiento del hecho y castigo a los culpables.

No es casual que siendo el documental Rati Horror Show una contundente denuncia sobre el accionar criminal e impune de las fuerzas represivas (las mismas que mantienen solo en "la bonaerense" a mas de 9000 efectivos activos de la época de la dictadura militar, las mismas "fuerzas de seguridad" acusadas de cientos de casos de gatillo fácil y hasta desapariciones en clara connivencia con la justicia), sean estas mismas fuerzas las que Piñeyro denuncia que armaron una "zona liberada" en torno suyo por lo cual tuvo que sacar a su familia del país.

Llamamos a rodear de solidaridad a Enrique Piñeyro y al testigo Luis Ríos y hacemos responsable al gobierno nacional y provincial por la integridad física de los compañeros, sus familias y de todos los participantes del film. Exigimos el esclarecimiento de los hechos, el castigo a los responsables de los aprietes y todas las garantías necesarias para el libre ejercicio de la investigación documental y periodística.

Estamos alerta y prestos a movilizarnos. ¡Ni un paso atrás!

DOCA (Documentalistas Argentinos)


No dejen de ver esta película (le debo un post). No le fue bien en la taquilla, pero sobrevive en algunas salas (en Capital está en el Premier y en el Hoyts Abasto). Si ingresan en la web del film, puede firmar una adhesión por la liberación de Fernando Carrera.  

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Por un copito de nieve

Los párrafos que siguen pertenecen a un artículo sobre el cine en 3D firmado por Jim Hoberman y publicado en el último número de la revista Ñ.

Por Jim Hoberman *

"El realizador experimental Ken Jacobs, cuyas proyecciones en 3D (películas, presentaciones de diapositivas, trabajos hechos a base de sombras) datan de fines de los 60, elogió Wings of Courage (1995, primer drama filmado en IMAX 3D) por su capacidad para promover la reorientación perceptual: ‘En lugar de preocuparme por el destino del accidentado aviador intentando salir de la nieve, lo que me cautiva son las delgadas láminas de nieve pegadas a su sobretodo. Las atmósferas se roban el show’. En otras palabras, el 3D es una atracción que poco tiene que ver con lo narrativo, e incluso puede llegar a restarle valor."

(…)

"Con el 3D, menos es más. Como en las primeras películas, las pequeñas sensaciones predominan. Las películas privilegian la acción: el 3D nos induce a un estar atentos a lo óptico. Y cuando el 3D se basa en lo fotográfico, la naturaleza habla por sí misma. Los ejemplos más puros sirven para recordarnos que son nuestros ojos y nuestro cerebro los que crean el mundo estereoscópico. Lo mejor de Wings of Courage, pensaba Jacobs, podía ser el ‘show gratuito’ que el espectador encontraba luego de abandonar la sala y pasar por alrededores cotidianos, comunes y corrientes, pero ‘con la percepción de profundidad puesta al máximo'."

* Fragmento de una nota titulada “En busca del cine total”, publicada en la revista Ñ (25/09/10).

La mencionada Wings of Courage fue dirigida por Jean Jacques Annaud y protagonizada por Val Kilmer. Me dio curiosidad, la busqué en la mulita y en el torrent, pero ni noticias. Parece que esta pionera tecnológica quedó relegada al olvido. ¿Alguien la vio o al menos recuerda haber escuchado hablar de ella? Aquí hay un trailer.

Sí, sí, ya sé que la de Cameron no va a correr la misma suerte.

domingo, 26 de septiembre de 2010

La ronda, de Inés Braun


Ver La ronda es una experiencia de uno con uno mismo, algo así como ir a un bar a tomar un café con leche y leer un poco, para sofocar la soledad, esa amiga amarga que en casa no nos deja pensar. Pero resulta que en el bar tampoco podemos concentrarnos en el libro, demasiado abstracto para el calor real que quisiéramos sentir en ese momento. Entonces levantamos la vista y la paseamos por los otros, como hace Inés Braun en la escena del restaurante, con una cámara que sigue a una moza que va de una mesa a otra tomando pedidos (y digo moza porque es la primera palabra que me sale; si escribo “mesera” o “camarera” ya estoy violentando lo que considero natural, cuando lo mejor de La ronda es justamente su preciosa naturalidad. Aquí no hay notas falsas). De una pareja a otra viaja la cámara, turnándose entre los que se entusiasman y los que se maltratan, como si hubiera un trayecto irrevocable que va de las primeras chispas a la exasperante rutina. Observar a los otros y hacernos preguntas. Si mejor solos que mal acompañados. Si es una regla universal que cuando uno se enamora siempre sale lastimado. Si la suerte ya nos abandonó definitivamente.

Quizás no sea una película sobre el amor, sino sobre la capacidad que tienen las personas para ilusionarse, para fabricar mundos de la nada, para inventar al otro. La ilusión tiene sus riesgos y el film no lo oculta. De creernos los dueños de la fiesta podemos pasar en un segundo a ser triturados como papel picado, para quedar en el suelo, pisoteados y finalmente barridos junto con las serpentinas y los globos pinchados.

Pero no, la película no es agorera, ni se regodea en la autocompasión ni le regala minutos extra a los fracasos. Por el contrario, en esta ronda siempre hay que estar dispuesto a tomar la mano del otro, porque aunque el otro no pueda tomar la de uno con idéntica intensidad, no significa que la vaya a soltar. Es lo que sucede en el episodio que protagonizan Mercedes Morán y Rafael Spregelburd, cuya ternura final tiene un efecto de luminosidad que contagia a todo el film. La ilusión pudo no cumplirse pero fue comprendida y respetada. La ilusión tiene sus costos, casi siempre dolorosos, pero cada tanto también puede salvar una vida. O al menos empezar a pintarla de color verde agua.


La ronda (Argentina, 2008)
Dirección y guión: Inés Braun
Con Merdeces Morán, Rafael Spregelburd, Sofía Gala Castiglione, Fernán Mirás, Walter Jacob, Leonora Balcarce.
Editada en dvd por SBP

sábado, 25 de septiembre de 2010

Pequeños petardos

"Ninguna persona arma una revolución sola. Sin embargo, me parece que yo con lo que hago voy minando el sistema de prejuicios y valores. Algún día a alguien le servirá, seguro. Porque, ¿qué hay más revolucionario que poder modificar la educación perceptiva o la forma de ver las cosas? Eso, a un individuo, es lo más revulsivo que le podés hacer. A mí me parece sumamente atractivo eso. Me interesa en el esfuerzo narrativo intentar desdomesticar la percepción. Ya con eso se ataca la moral, se atacan un montón de cosas que son como los pilares que sostienen esta gran mentira que hace sufrir a muchísima gente. Con ir poniendo pequeños petardos en esa gran estructura me parece suficiente. Me encantaría ser más contundente, pero me parece que no es lo que puedo hacer."

Lucrecia Martel

En una entrevista publicada en el blog El Pimentero (mayo de 2006). Ir al texto completo.

martes, 21 de septiembre de 2010

Es primavera, otra vez


Habiendo ya aprendido todas las ciencias
y habiéndolas encontrado un tanto exangües
ahora te estudio a ti con gran provecho.
Muéstrame tus Oficinas y Señoríos,
tus mejores Castillos y Camposantos,
tus Tumbas Dinásticas, tus Catedrales,
tus nuevos Jardines a la italiana,
muéstrame, por favor, tus orejas,
tus dientes, incluso si a veces te duelen,
hazme pasar de la física a la química,
de la mecánica a la topografía
y del estudio de la belleza en general
a un serio examen de sus particulares,
hazme pasar de las leyes a los fenómenos
y de lo evidente descender a lo oculto.

Juan Rodolfo Wilcock


La pintura pertenece a Gustav Klimt.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Métodos educativos

“Recuerdo vivamente un acontecimiento de los primeros años. Quizás tú también lo recuerdes. Una noche, yo lloraba sin cesar pidiendo que me trajeran agua, no porque tuviera sed sino en parte para fastidiar y en parte para entretenerme. Como algunas amenazas violentas no habían producido efecto, me sacaste de la cama, me llevaste al balcón y me dejaste allí solo, en camisón delante de la puerta cerrada. No quiero decir que eso estuvo mal; quizás aquella vez no había realmente otra forma de obtener tranquilidad por la noche, pero quiero caracterizar con ello tus métodos educativos y los efectos que tenían sobre mí. Sin duda, esa vez fui obediente, pero había sufrido un daño interior. Según mi naturaleza nunca pude establecer la relación correcta entre lo lógico, para mí, de aquel absurdo pedir agua con lo extraordinariamente terrible de ser llevado afuera. Todavía años después me perseguía la imagen aterradora de ese hombre gigantesco, mi padre, esa última instancia, que podía, casi sin motivo, venir de noche a sacarme de la cama y llevarme al balcón, a tal punto yo era una nulidad para él.”


Franz Kafka  (Carta al padre)

jueves, 16 de septiembre de 2010

Desear

No hay nada más simple y humano que desear. ¿Por qué, entonces, precisamente nuestros deseos nos resultan inconfesables? ¿Por qué nos es tan difícil volcarlos en palabras? Tan difícil que terminamos por tenerlos escondidos; construimos para ellos, en alguna parte de nosotros, una cripta donde permanecen embalsamados, en espera.


No podemos volcar en el lenguaje nuestros deseos porque los hemos imaginado. La cripta contiene en realidad solamente imágenes, como un libro de figuritas para chicos que no saben todavía leer, como las images d'Epinal de un pueblo analfabeto. El cuerpo de los deseos es una imagen. Y lo que es inconfesable en el deseo es la imagen que nos hemos hecho.

Comunicarle a alguien los propios deseos sin las imágenes es brutal. Comunicar las propias imágenes sin los deseos es fastidioso (como contar los sueños o los viajes). Pero fácil, en ambos casos. Comunicar los deseos imaginados y las imágenes deseadas es la tarea más ardua. Por eso la postergamos. Hasta el momento en que comenzamos a entender que permanecerá aplazada para siempre. Y que ese deseo inconfesado somos nosotros mismos, para siempre prisioneros en la cripta.

El mesías viene por nuestros deseos. Él los separa de las imágenes para cumplirlos. 0, sobre todo, para mostrarlos ya realizados. Aquello que hemos imaginado, lo hemos obtenido ya. Permanecen -sin ser realizadas- las imágenes de lo cumplido. Con los deseos cumplidos, él construye el infierno; con las imágenes no realizadas, el limbo. Y con el deseo imaginado, con la pura palabra, la felicidad del paraíso.

Giorgio Agamben

La imagen pertenece al film Rouge, dirigido por Krzysztof Kieslowski.

martes, 14 de septiembre de 2010

La engañosa gramática de lo común


“Siempre debe haber artificio, porque para eso es arte. Aun en una conversación común, cuando contamos algo, lo hacemos con artificio. Le cuento algo a mi mujer y busco el modo de interesarla. Si sé que algo la va a sorprender, se lo voy a decir al final. Hay una puesta en escena. Los artificios están dentro del lenguaje. No es sólo la gramática, sino otro tipo de convenciones.”


Pablo De Santis

En una entrevista publicada en la revista ADN del diario La Nación. (21/08/10). Ir al texto completo.

En la imagen, el genial film rumano Policía, adjetivo (Politist, adj.), de Corneliu Porumboiu.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Obediencia de vida


No me perdona mi padre haber nacido
con la boca llena, tener vocación de héroe
vencido y apuro por llegar tarde.

Pero no me hacen falta sus armas
para dar en el negro, ni su cabeza
para sentirme desencajado:

los dos estamos fuera de tiempo;

a nuestro modo, reconciliados
con lo pequeño:
una taza oscura, una idea clara


Alejandro Güerri


La imagen pertenece a la película Al este del Edén (East of Eden), dirigida por Elia Kazan.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Se nos fue Chabrol


“Me interesa el ser humano,
pero también ese instante en el que un hombre,
frente a una sociedad que no le corresponde,
se transforma en animal".

Claude Chabrol
(1930-2010)

martes, 7 de septiembre de 2010

Golpes desde adentro

 
“Claro, toda vida es un proceso de demolición, pero los golpes que llevan a cabo la parte dramática de la tarea -los grandes golpes repentinos que vienen, o parecen venir, de fuera-, los que uno recuerda y le hacen culpar a las cosas, y de los que, en momentos de debilidad, habla a los amigos, no hacen patentes sus efectos de inmediato. Hay otro tipo de golpes que vienen de dentro, que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo con respecto a ellos, hasta que se da cuenta de modo definitivo de que en cierto sentido ya no volverá a ser un hombre tan sano. El primer tipo de demolición parece producirse con rapidez, el segundo tipo se produce casi sin que uno lo advierta, pero de hecho se percibe de repente.”

F. S. Fitzgerald ("El crack up")

La imagen pertenece a la película El hombre de al lado, dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn. 100 % Imperdible.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Augé x 3

Por Marc Augé *

- “La aparición de la identidad digital plantea varios problemas, porque puede ser utilizada para actividades lúdicas, públicas o laborales. Se pueden usar nuevos nombres y cambiarlos. Son nuevas máscaras.”

- “Una forma de esquizofrenia de la que no es fácil desembarazarse. El mundo cibernético no se plantea nuevos temas, pero construye la ilusión de conocer todas las respuestas.”

- “Garantizar la libertad de los individuos sin condenarlos al anonimato es la función más alta de la democracia.”


* En un artículo publicado en la Revista Ñ (02/09/10). Ir al texto completo.

La pintura es de Dora Folco Malet.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Las fases de la lluvia

Hay algo fugitivo en toda anécdota.
Entra y sale la lluvia de la tarde,
se mezcla con el sol, hilo y aguja.
El tiempo en su pasar
alumbra y oscurece.
Inútil la cautela del paraguas.
Inútil la cautela.

Advierto que ha estallado un temporal
en las palpitaciones del impermeable rojo,
como zumo de mora, de una veloz muchacha.
«El cielo se conmueve por rutina»,
pensaba antiguamente bajo techo,
«no hay fuerza que merezca la intemperie».

Hoy sin ganas de tanta certidumbre,
dichoso cuanto menos resguardado
admiro esta tormenta
que limpia la visión, riega el camino.

Andrés Neuman

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Tres años

Llegamos a septiembre. Esta Venecia pequeña y vernácula cumple tres años. Desperté con la idea de compartir con ustedes las palabras de Ismael Serrano que encontrarán más abajo. Pensaba, simplemente, dejar sólo la canción y agradecerles. Por estar ahí, por seguir.

Pero me encontré con una noticia que ayer no había escuchado y que hoy me comentó un amigo: el hotel en donde soñaron Thomas Mann y Luchino Visconti, ese hotel que propició el cruce entre Gustav y Tadzio, dejará de existir. El Hotel des Bains de Venecia será convertido en un edificio de departamentos “extra luxe”. Es triste la imagen. Me dejó entumecido el corazón. Aunque tal vez toda la escena no sea más que la cumbre del realismo. No lo sé muy bien.


El mundo cambia y nosotros también.

Conocen la historia: Gustav se enamora y siente que puede volver a vivir. En ese salón serpenteante, interminable, rebosante de violines y familias, Gustav pasea su mirada y se detiene en el inmaculado Tadzio. Se queda sin aire. (“La palabra sólo puede celebrar la belleza, no reproducirla”). Tadzio es la vida. Es lo sublime, un sentir tan vasto que no encuentra parangón en el lenguaje. Pero es un amor imposible, quizás una de las experiencias más extremas a las que el ser humano se expone en su paso por la tierra. Porque en lo imposible hay tanta vida como hay muerte. (“Y su alma conoció la lujuria y el vértigo de la aniquilación”). Creo que es necesario indagar en lo imposible, recorrer sus bordes, medir las distancias.

Pero lo imposible no se puede. Escuchen los martillazos. Están demoliendo el hotel en donde nos enamoramos. Si ya estaba claro que nunca apresaríamos el objeto de nuestra pasión, ahora nos avisan que ni siquiera existirá el espacio para descubrirlo y cultivarlo. Es cada día más oscuro este mundo. Es complicado. Lo único que espero es que duela muchísimo este desalojo del deseo. Que la desesperación nos vuelva más lúcidos, y que nos empuje a cambiar el lente y mirar el cuadro desde otro lado. Desde lo que sí es posible. Necesito empezar a enamorarme de lo posible. Quiero aprender.

Los dejo con este balance hecho poesía. Luego de leerlo, me gustaría que regresen a Visconti, para comprobar que Tadzio no es más que un fantasma, un dulce espectro errante que nos señala que él no puede ser el fin. Puede morir el hombre que desea, pero no muere el deseo si se lo cuida hasta el día del último sol. Tadzio me indica un lugar, algo más allá. Le voy a hacer caso. Me vuelvo a embarcar.


Balance

Hago balance
y repaso viejas fotos.
Ya no soy aquel muchacho
con relámpagos en los ojos.

Conservo miedos
por los que aún debo cantar.
Aún siento el vértigo helado
al echar la vista atrás.

Aún me emocionan
viejas luchas,
el “No pasarán”.
Me duele América.
Amo viajar.
Sueño y milito
en tu risa,
en la amistad.
Leo tebeos.
Odio madrugar.

Aún creo en la utopía
y no soy el mejor hombre.
Reconozco que me cansa
dar siempre explicaciones.

Quiero que sepas que
aunque arrastro mis fracasos,
si quieres contar conmigo,
aún guardo fuego en mis manos.

He aprendido
a hacer maletas
y a comer solo.
A reparar espejos rotos.
Sé del tesoro
de las cosas más pequeñas,
no siempre sé
lo que tiene urgencia.

Hago balance.
Queda todo por hacer.
Si tú quieres te acompaño.
No soy más que lo que ves.

Ismael Serrano


(Agradezco a Martín Escribano por el diseño de la cabecera).