martes, 6 de enero de 2015

Moon, de Duncan Jones


Publicado en enero de 2010

Sam parece un náufrago, con su barba espesa, el pelo desprolijo, los ojos ajados. Un Robinson Crusoe melancólico en el lado oscuro de la luna. Lo único que quiere es volver a casa, donde lo esperan su esposa y su hija. Él cree que aún lo esperan. Pasaron casi tres años en esa estación espacial dedicada a producir energía para enviar a la Tierra. Astronauta y minero a la vez, Sam está a punto de cumplir su ciclo de trabajo para Lunar Industries, pero perdió la comunicación con el exterior por culpa de un satélite averiado. El aislamiento es absoluto. Estamos en el futuro. Lejano o no, no importa mucho. O sí.

Hay una voz ubicua, la de Gerty, una computadora encargada de controlar el laberinto blanco por el que deambula un Sam cada día más distraído. Autoridad y compañía, Gerty se expresa a través de una carita cambiante, como los emoticones, esa paleta limitada de gestos que tan bien aprendimos a traficar en la era digital. Una película tiene que ser muy buena para hacernos temblar ante algo tan simple como una carita sonriente. Porque sabemos que esa máquina no es solo una máquina: es la síntesis de una modernidad tecnocientífica que acabó asesinando la individualidad del sujeto para convertirlo en una pieza más, indistinta y descartable, del aparato económico. Lo sabemos y aún así volvemos a estremecernos frente a una pantalla que la juega de amiga en un supuesto proyecto común. De allí que Moon remita con elegante reverencia a 2001, Solaris, Blade Runner y tantas otras, resucitando en pequeños detalles los miedos atávicos del género, esas advertencias que conocemos y que nunca nos detuvimos realmente a escuchar.

Aplausos entonces para Duncan Jones, gestor de esta ópera prima de notable austeridad narrativa y madurez filosófica, que además ofrece una extraordinaria actuación de Sam Rockwell. Moon (aquí rebautizada con el título En la luna) apunta a la sorpresa y por eso no conviene revelar mucho más sobre ella: les sugiero que se suban a la nave para dejarse interpelar por lo ambiguo de la historia, incluso cuando la película parezca atascarse en un callejón sin salida. Ese es precisamente el punto de no retorno en donde deberá imponerse la pregunta por lo humano. ¿Qué nos hace seres únicos e irrepetibles? ¿Nuestros deseos? ¿Los recuerdos? ¿O será la capacidad de decir que no? Moon ensaya algunas respuestas con este cuento futurista de dolorosa belleza.


En la luna
Moon (Reino Unido, 2009)
 

Dirección: Duncan Jones
Estreno directo a DVD
Editado por Sony Pictures

1 comentario:

Andrés dijo...

A mi también me gustó mucho. Y creo que además de los interrogantes que planteas la película también funciona en otro nivel, como un ingenioso rompecabezas al estilo de La dimensión desconocida. Una pena que no haya pasado por los cines.

Saludos