“En la época de nuestra juventud el amor nos parecía un sentimiento poderoso, capaz de transformar una vida. El deseo sexual, que le era inseparable, se acompañaba de un espíritu de aproximación, de conquista y de participación que debía elevarnos por encima de lo meramente material y hacernos capaces de grandes cosas.
Una de las encuestas surrealistas más célebres comenzaba con esta pregunta: "¿Qué esperanza pone usted en el amor?". Y yo respondí: "Si amo, toda la esperanza. Si no amo, ninguna". Amar nos parecía indispensable para la vida, para toda acción, para todo pensamiento, para toda búsqueda.
Hoy, si he de dar crédito a lo que me dicen, ocurre con el amor como con la fe en Dios. Tiene tendencia a desaparecer, al menos en ciertos medios. Se le suele considerar como un fenómeno histórico, como una ilusión cultural. Se le estudia, se le analiza... y, si es posible, se le cura.
Yo protesto. No hemos sido víctimas de una ilusión. Aunque a algunos les resulte difícil de creer, hemos amado verdaderamente”.
Luis Buñuel
(“Mi último suspiro”)
3 comentarios:
Yo también protesto.
El amor no se analiza, se siente!
Caro, aqui me encuentro, firmándote el blog. Lei un par de cosas hace unos días y recién hoy te dejo un posteo.
Voy a ver si me inspiro y te escribo un mail con lo que charlamos el otro día después del curso.
Un beso.
Sofi: hay que escribir solo si uno tiene ganas (aunque yo siempre aconsejo que escribir hace bien).
En cuanto a Buñuel, me pareció piola que reivindique el amor por la ilusión vital que implica. El español tiene fama de escéptico, incluso de misántropo, pero como todo genio, en verdad él creía profundamente en el ser humano.
Un abrazo,
Caro
Es todo un tema este del amor. Normalmente se lo ve como algo natural y positivo, pero además de esas "grandes cosas" que menciona Buñuel, también es cierto que se han cometido atrocidades por amor a una persona, o a un ideal.
Quizás habría que entrar a definir hasta qué punto uno ama, o si ese amor que se siente no es otra cosa más que obsesión, fanatismo, y demás. Pero eso sería analizar el amor, que es justamente lo que Buñuel no quiere.
Igual, hay mucha verdad en lo que dice. A veces me parece que de tan autoconscientes que somos perdemos espontaneidad para poner en juego el sentimiento que sea.
Yo creo que necesitamos ilusionarnos y ser idealistas (idealistas eh, no estúpidos), pero creo que más que defender nuestra capacidad para amar (¿es innata o se construye?) deberíamos esforzarnos en descubrir qué es lo que amamos y para qué. Quizás cuando lo sepamos, logremos comprendernos a nosotros mismos, conocernos un poco más (enamorarse es un poco eso)
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